El canciller Olaf Scholz recibe este viernes al presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, en una visita muy controvertida a Alemania. Esta visita se produce tras las diatribas del presidente turco contra Israel, al que acusó de actuar como un Estado «terrorista» en su guerra contra Hamás.
La llegada de Recep Tayyip Erdogan a Alemania suscita fuertes reacciones en un país donde la existencia del Estado judío se considera una «razón de Estado», dada la responsabilidad histórica de Alemania en la Shoah.
A pesar de las críticas y presiones para cancelar la visita, el gobierno alemán mantuvo la invitación. Según el portavoz de la Canciller, a veces es necesario discutir con «socios difíciles», aunque las conversaciones prometen ser «complicadas».
La visita es de particular importancia para Alemania porque alberga una gran diáspora turca, una gran mayoría de la cual apoya a Erdogan. Además, el país cuenta con la cooperación de Turquía para gestionar el flujo migratorio procedente de Afganistán y Siria.
En el plano geopolítico, Recep Tayyip Erdogan también desempeña un papel fundamental. Recientemente fue elegido para ayudar a resolver el conflicto en Ucrania y se le considera un actor clave para prevenir una escalada en el conflicto de Medio Oriente. Por eso la jefa de la diplomacia alemana, Annalena Baerbock, considera “importante y urgente” el diálogo con él.
A pesar de las tensiones y desacuerdos, es esencial mantener líneas abiertas de comunicación con los líderes controvertidos. Esto ayuda a promover el diálogo y encontrar soluciones pacíficas a las disputas internacionales. En resumen, esta visita es un acto de equilibrio para Alemania, que busca preservar sus intereses diplomáticos al tiempo que condena enérgicamente las controvertidas declaraciones de Recep Tayyip Erdogan.