En los albores del lanzamiento de su campaña electoral, Félix Tshisekedi se presentó con determinación y combatividad. Acompañado de sus aliados políticos, como Jean-Pierre Bemba, Sama Lukonde, Bahati Lukwebo, Mboso Nkodia, Vital Kamerhe y Augustin Kabuya, el actual presidente marcó la pauta durante su discurso.
Vestido con un traje blanco en homenaje a su padre y rodeado de su esposa, Tshisekedi acudió a la tumba de su padre en Nsele para expresar su afiliación espiritual y la importancia de sus valores.
En marcado contraste con su imagen taciturna de hace unos años, el presidente saliente afirmó su dominio de los temas y su profundo amor por su país. Señaló los obstáculos encontrados para cumplir sus promesas electorales, acusando a la coalición anterior de haber obstaculizado el progreso.
Haciendo gala de un fuerte sentido de nacionalismo, Tshisekedi denunció a los «candidatos extranjeros» y les advirtió contra cualquier intento de mantener a la nación en la esclavitud. Cuestionó su capacidad para nombrar al agresor en el este del país, poniendo en duda sus declaraciones sobre la resolución del conflicto.
Entre los objetivos directos de su discurso, el presidente destacó a Paul Kagame, acusando al presidente ruandés de fomentar la violencia en la región de Kivu del Norte. Esta declaración pone de relieve claramente una ruptura de las relaciones con Ruanda, declarando que un encuentro entre los dos líderes sólo tendrá lugar ante Dios en el cielo.
Tshisekedi también criticó a los antiguos líderes en liza, denunciando sus promesas de desarrollo sin acciones concretas reales. Los acusó de querer vender el destino del país a intereses extranjeros.
Así, Félix Tshisekedi inició su campaña electoral con posiciones fuertes y acusaciones contundentes, marcando la pauta para un animado debate electoral. Su determinación y resolución brillan claramente, atrayendo la atención y el interés de los votantes congoleños.
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