Territorio vulnerable: las inundaciones en el Norte y Paso de Calais ponen en duda las infraestructuras
Después de haber sufrido dos semanas de inundaciones devastadoras, el Norte y el Paso de Calais finalmente están experimentando un descenso. Sin embargo, este evento sin precedentes plantea muchas preguntas sobre el estado de la infraestructura dedicada a la gestión del agua en la región. Si bien estos dos departamentos han extendido su territorio hacia el mar gracias a un ingenioso sistema de abrevaderos, parece que este sistema ha llegado a su límite dada la intensidad de las recientes inundaciones.
La topografía de la región es una de las principales razones de su vulnerabilidad a las inundaciones. Los ríos Liane, Hem y Aa, que se desbordaron durante este episodio, nacen a unos cien metros sobre el nivel del mar. El agua debe entonces fluir río abajo y hacia el mar. Sin embargo, el terreno río abajo es llano, con pendientes suaves, lo que dificulta el flujo del agua. Además, los suelos arcillosos y turbosos son impermeables, lo que rápidamente conduce a la saturación del suelo y a inundaciones durante las fuertes lluvias.
Las condiciones climáticas excepcionales de las últimas semanas han exacerbado la vulnerabilidad de la región. Francia registró una media récord de precipitaciones acumuladas de 237,3 mm durante un período de 30 días. En Alta Francia, en sólo dos semanas se registraron hasta 354 mm en Bainghen, 236,5 mm en Boulogne y 280 mm en Nielles, el equivalente a tres meses de lluvia. Estas precipitaciones de una intensidad sin precedentes explican la gravedad de las inundaciones.
El sistema de riego, que existe desde hace siglos en la región, fue diseñado para hacer frente a esta delicada gestión del agua. Esta red de 1.500 kilómetros de canales, bombas y esclusas mantiene seca una zona donde viven 450.000 habitantes repartidos en un centenar de municipios. Durante la marea baja, las esclusas están abiertas para permitir que el agua fluya naturalmente hacia el mar. Por otro lado, durante la marea alta, las esclusas se cierran para evitar que el agua del mar ingrese a tierra. En caso de fuertes lluvias, se utilizan bombas para eliminar el exceso de agua.
Sin embargo, las recientes inundaciones han puesto de relieve los límites de este sistema. En sólo doce días hubo que bombear cerca de 57.000 metros cúbicos de agua. Estas cifras muestran que a pesar del ingenio del sistema de riego, es posible que ya no se adapte a los episodios de precipitaciones extremas a los que nos enfrentamos cada vez más debido al cambio climático.
Por tanto, ante esta situación, es fundamental repensar y mejorar las infraestructuras dedicadas a la gestión del agua en el Norte y el Paso de Calais. Las autoridades deben invertir en medidas preventivas como diques y cuencas de retención, así como en sistemas de drenaje más eficientes. Además, se necesita una mayor conciencia sobre la gestión del riesgo de inundaciones para ayudar a los residentes a prepararse y responder en caso de una crisis.
En conclusión, las recientes inundaciones en el Norte y el Paso de Calais han puesto de relieve la vulnerabilidad de la región a los riesgos de inundaciones. Es fundamental mejorar la infraestructura y adoptar medidas preventivas para afrontar los retos futuros. La gestión del agua es un gran desafío que la región debe enfrentar, y es invirtiendo en soluciones sostenibles e innovadoras que podemos proteger a los habitantes y territorios de estos desastres naturales.