Los combates entre rebeldes y fuerzas armadas continúan en la región de Masisi, en Kivu del Norte: la población es rehén de la violencia

Los combates entre los rebeldes del M23 y las fuerzas armadas congoleñas (FARDC) continúan en el territorio de Masisi, provincia de Kivu del Norte. Durante la semana pasada, los movimientos de población se han intensificado, y los residentes de las aldeas vecinas de Muhanga y Kibatsiro buscaron refugio en zonas más seguras como el monasterio de Mukoto, Kahira y Kirumbu. Asimismo, los de la zona de Nyamitaba se dirigen hacia Muheto, mientras que otros se dirigen a Sake.

Los enfrentamientos más recientes tuvieron lugar este jueves por la mañana, en el eje Kitshanga-Muhanga, en la agrupación Bashali Mokoto. Fuentes locales informan que estos violentos enfrentamientos se produjeron en los alrededores del puente de Katanda, situado a unos 5 kilómetros de Muhanga. Los rebeldes del M23, apoyados por Kigali, habrían atacado el centro de Muhanga y el más alejado de Kirumbu. Sin embargo, se enfrentan a una intensa resistencia de los combatientes locales alrededor del puente de Katanda, donde los combates continuaban a primera hora de la tarde del jueves.

Al mismo tiempo, la situación sigue siendo tensa en el eje Nyamitaba, Kisovu, Nyakariba, en el grupo Bashali Kaembe, que fue escenario de combates durante todo el miércoles. Los rebeldes están intensificando los ataques simultáneos contra el ejército congoleño y los grupos armados locales, creando así una situación precaria para la población civil.

Los rebeldes del M23 dicen que sus acciones son una respuesta a las amenazas de bombardeo de sus posiciones en la zona. Sin embargo, la población local se encuentra atrapada en el fuego cruzado, víctima de los enfrentamientos y obligada a huir para salvar sus vidas.

Esta situación pone de relieve una vez más los desafíos de seguridad que enfrenta la República Democrática del Congo en la región de Kivu del Norte. Los combates entre grupos armados y fuerzas armadas siguen poniendo en peligro las vidas de las poblaciones civiles y comprometiendo la estabilidad de la región.

Es más necesario que nunca encontrar soluciones duraderas para poner fin a esta violencia y permitir que las personas vivan en paz y seguridad. La comunidad internacional y los actores nacionales deben redoblar sus esfuerzos para resolver esta crisis y brindar un futuro mejor para la población de la región de Masisi.

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