Las elecciones presidenciales en Egipto: una carrera en un solo sentido
Los egipcios que viven en el extranjero comenzaron a votar el viernes en las elecciones presidenciales de su país, unas elecciones en las que el presidente Abdel Fattah al-Sissi es el claro favorito y tras las cuales podría comenzar un tercer mandato.
Estas elecciones anticipadas se organizan durante tres días, en 121 países de todo el mundo, antes de que se abra la votación en Egipto el 10 de diciembre, en un contexto de crisis económica.
Las comunidades egipcias más grandes se encuentran en Arabia Saudita, Estados Unidos, Emiratos Árabes Unidos y Kuwait.
En Egipto, la votación tendrá lugar del 10 al 12 de diciembre y el ganador se anunciará el 18 de diciembre.
Aparte de Sissi, hay tres candidatos que se presentan sin mucho apoyo popular: Farid Zahran, jefe del Partido Social y Democrático egipcio, Abdel-Sanad Yamama, jefe del centenario partido Wafd, y Hazem Omar, jefe del Partido Popular. Partido Republicano.
Hisham Kassem, líder de la oposición liberal, fue condenado en octubre a seis meses de prisión, lo que le impidió participar en la campaña.
El ex diputado Ahmed al Tantawi despertó las esperanzas de la oposición durante algunos meses antes de verse obligado a abandonar su candidatura a la presidencia el 13 de octubre.
Su jefe de campaña dijo que había reunido «sólo 14.000 firmas» de ciudadanos de las 25.000 necesarias para aparecer en la papeleta. Varios de sus partidarios testificaron que fueron atacados por matones o funcionarios que, según dijeron, les impidieron registrar sus firmas por órdenes de quienes estaban en el poder.
El efímero candidato presidencial de Egipto, junto con varios miembros de su campaña, deberán comparecer ante el tribunal el próximo mes, acusados de falsificar documentos electorales.
El presidente Sissi recogió 424 firmas de diputados (de 596 escaños) y 1,135 millones de firmas de ciudadanos.
La cuestión económica será el tema principal de la votación en un país donde dos tercios de los 105 millones de habitantes de Egipto viven por debajo o justo por encima del umbral de pobreza.
La inflación está en el 40%, la devaluación del 50% ha provocado un aumento de los precios de los bienes en los últimos meses -casi todos importados a Egipto- y las recientes bonificaciones y aumentos anunciados por el presidente para los funcionarios y jubilados no han tenido poco efecto.
Las dos elecciones presidenciales anteriores fueron ganadas con más del 96% por Sissi, un ex mariscal que llegó al poder en 2013 derrocando al islamista Mohamed Morsi.
En este contexto, es difícil imaginar un resultado diferente para esta elección presidencial. Los demás candidatos no parecen tener el apoyo popular necesario para desafiar seriamente al presidente Sissi. Sin embargo, la prioridad de los votantes será sin duda la cuestión económica, con la esperanza de ver medidas concretas para mejorar sus condiciones de vida..
Queda por ver si el presidente Sissi podrá cumplir las expectativas de los votantes y encontrar soluciones para abordar los desafíos económicos que enfrenta el país. Egipto necesita un liderazgo fuerte y una visión clara para superar estos desafíos y brindar un futuro mejor a su pueblo. La responsabilidad de elegir al líder adecuado recae ahora en los votantes egipcios.
En conclusión, aunque las elecciones presidenciales en Egipto parecen encaminarse hacia una victoria aplastante del Presidente Sissi, la atención debe centrarse en las cuestiones económicas que preocupan a la población. El verdadero desafío para el futuro presidente será abordar estas preocupaciones e implementar reformas concretas para reactivar la economía y mejorar las condiciones de vida de los egipcios.
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