Cincuenta ONG y organizaciones de la sociedad civil estadounidenses enviaron recientemente una carta al secretario de Estado estadounidense, Anthony Blinken, exigiendo que Estados Unidos haga de Sudán una declaración de atrocidad. Esta solicitud se produce cuando el ejército sudanés y los paramilitares de las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF) mantienen enfrentamientos violentos desde el 15 de abril de 2023.
Según los firmantes de la carta, el ejército sudanés y las RSF utilizan sistemáticamente la violencia, especialmente contra civiles, escuelas y hospitales. También se denuncia la violencia étnica en Darfur, recordando los terribles acontecimientos ocurridos hace 20 años. El enviado especial de las Naciones Unidas para la prevención del genocidio también advirtió recientemente sobre los abusos cometidos en Darfur, donde más de 1.500 personas de la comunidad masalit fueron asesinadas en noviembre.
Los firmantes de la carta también destacan el uso de la violencia sexual y la violación como armas de guerra. Ante estas atrocidades, exigen que Estados Unidos nombre un enviado especial para Sudán y amplíe su embargo de armas en la región.
La declaración de una “situación de atrocidad” es una medida reconocida por Washington que permite iniciar una respuesta diplomática o humanitaria. En el pasado, Estados Unidos ya decretó esta situación para países como Bosnia-Herzegovina, Ruanda, Irak, Darfur, Birmania, China y, más recientemente, Etiopía.
Desde que comenzaron los enfrentamientos en abril, más de 10.000 personas han muerto y 6,3 millones de personas se han visto obligadas a abandonar sus hogares, según estimaciones del Armed Conflict and Event Data Project.
Por lo tanto, Sudán está atravesando un período de violencia y tensión graves que requiere una respuesta internacional fuerte y coordinada. La declaración de una situación de atrocidad por parte de Estados Unidos podría ayudar a sensibilizar a la comunidad internacional y poner en marcha medidas concretas para poner fin a estos abusos y garantizar la protección de los civiles.
Es fundamental que los actores internacionales sigan presionando a Sudán y apoyando a las poblaciones afectadas por esta situación. La comunidad internacional debe actuar de manera colectiva y decisiva para poner fin a la violencia y permitir la reconstrucción de un Sudán pacífico y estable.