Iván IV, más conocido como Iván el Terrible, dejó su huella en la historia rusa con su gobierno brutal y tiránico. Nacido en 1530 en una familia real con problemas, Iván se enfrentó desde muy joven a luchas de poder e inestabilidad política en Moscú.
Después de la muerte de su padre cuando tenía sólo tres años, Iván se ve envuelto en una lucha de poder y en un ambiente político caótico. Su madre, la princesa Elena, murió cinco años después. Huérfano y abandonado por las familias reales, Iván desarrolla un sentimiento de inseguridad, desconfianza y paranoia que lo acompañará durante toda su vida y su reinado.
En 1547, a la edad de 17 años, Iván fue coronado zar, convirtiéndose en el primero en ostentar este título en Rusia. Sus primeros años en el trono estuvieron marcados por reformas políticas y avances. Nada terrible surge de este período de su reinado.
Sin embargo, dos acontecimientos ocurridos en 1558 y 1560 empujaron a Iván hacia la tiranía. La primera es la traición de su amigo, el príncipe Kurbsky, que se alía con el ejército lituano, Polonia y Suecia contra Iván. El segundo acontecimiento es la muerte de su amada esposa Anastasia en 1560. Iván está convencido de que su esposa fue envenenada por sus enemigos.
Estos acontecimientos marcan un punto de inflexión en el reinado de Iván. Se convierte en un tirano enojado que gobierna con una mezcla de trauma personal, errores políticos y creencia en su propia autoridad. Su comportamiento errático le valió el sobrenombre de «el Terrible», aunque la traducción rusa se acerca más a «el Aterrador» o «el Formidable».
Sus oponentes políticos fueron sometidos a brutales métodos de tortura y conquistó muchos territorios. Subyugó a Kazán y Astracán, poniendo así la región bajo el control de Moscú. Libra la guerra contra Livonia en un intento de obtener acceso al Mar Báltico, pero el conflicto se prolonga, agotando los recursos de Rusia y hundiendo al país en la pobreza.
También crea una fuerza secreta, la Oprichnina, encargada de eliminar a los traidores y consolidar su poder. Pero la Oprichnina se convierte rápidamente en un aterrador instrumento de represión, marcado por asesinatos en masa, brutalidad y terror.
La ciudad de Novgorod se vio especialmente afectada durante este período, sufriendo destrucción y pérdida de vidas. Iván IV, convencido de que los gobernantes, el clero y los ciudadanos más influyentes de la ciudad estaban conspirando contra él, lanzó un asalto a la ciudad en 1570. Sacerdotes y monjes fueron capturados y asesinados a golpes, mientras sus iglesias y monasterios eran saqueados. Comerciantes, funcionarios y nobles fueron torturados y ejecutados, algunos quemados vivos en estufas especialmente diseñadas. La ciudad de Novgorod perdió alrededor de 12.000 habitantes durante este sangriento episodio. La ciudad queda en ruinas y la mayoría de sus habitantes huyen a lugares más seguros..
La naturaleza violenta y cruel de Iván no se limita a la esfera política. Los informes sugieren que su vida personal está marcada por la violencia. Supuestamente golpeó tan brutalmente a su hijastra embarazada que sufrió un aborto espontáneo. Al enterarse de la noticia de la pérdida de su hijo por nacer, el segundo hijo de Iván, Tsarevich Ivan Ivanovich, se enfrentó a su padre. En un ataque de ira, el zar asestó a su hijo un golpe mortal en la cabeza durante este feroz altercado en 1581. El golpe fue tan violento que el hijo se desplomó y murió varios días después.
Hacia el final de su vida, Iván el Terrible era una figura atormentada, física y mentalmente devastada por años de violencia e impulsos oscuros. Murió en 1584, dejando tras de sí un legado de violencia y agitación. Las circunstancias de su muerte siguen sin estar claras y existen teorías que van desde un derrame cerebral hasta un asesinato.
Hoy en día, Iván el Terrible es una figura envuelta en una ambigüedad histórica en Rusia. Sus brutales acciones dejaron una profunda huella en la historia del país, dejando tras de sí un legado sangriento e inquietante.