El estado de Plateau, Nigeria, fue escenario de una serie de ataques mortales por parte de grupos armados entre el sábado por la tarde y el martes por la mañana. Las cifras de muertos aumentan cada día y ya son 198 las víctimas registradas.
Los ataques fueron particularmente violentos y los aldeanos fueron masacrados a sangre fría en varios pueblos de la región. Según las autoridades locales, 148 personas murieron en Bokkos, mientras que al menos otras 50 perdieron la vida en cuatro aldeas del distrito electoral de Barkin Ladi. El número de heridos ascendió a 500 y miles de personas se vieron obligadas a huir de sus hogares.
Ante esta alarmante situación, el presidente nigeriano, Bola Tinubu, dio instrucciones claras a las agencias de seguridad del país: intervenir inmediatamente, localizar a los responsables de estos ataques y ponerlos a salvo. La presidencia condenó enérgicamente estos actos y prometió hacer todo lo posible para restablecer la seguridad en la región.
Lamentablemente, estos ataques no son un caso aislado en esta parte de Nigeria. Desde hace varios años, las poblaciones del noroeste y centro del país viven aterrorizadas por los grupos yihadistas y bandas criminales, que siembran violencia e inseguridad en los pueblos, matando y secuestrando a habitantes inocentes.
Esta violencia también está vinculada a la feroz competencia entre pastores y agricultores por el acceso a la tierra. Los agricultores acusan a los pastores de devastar sus cultivos con su ganado, lo que genera tensiones y enfrentamientos sangrientos.
Ante esta preocupante situación, es fundamental que las autoridades nigerianas actúen con rapidez y eficacia para poner fin a estos ataques y proteger a las poblaciones vulnerables. La cooperación internacional y regional también es necesaria para combatir el terrorismo y promover el desarrollo sostenible en la región.
Esperemos que se adopten medidas concretas para llevar la paz y la seguridad al estado de Plateau y, más ampliamente, a toda Nigeria. Las víctimas merecen justicia y las personas deben poder vivir en paz y seguridad en su propio país.