Sierra Leona está actualmente sacudida por un caso político de alto perfil: el ex presidente Ernest Bai Koroma ha sido acusado de cuatro cargos, incluido el de traición, por su presunta participación en un fallido intento de golpe militar en noviembre pasado. El anuncio se produce tras el aumento de las tensiones tras ese golpe fallido y unas disputadas elecciones en junio de 2023, en las que el presidente Julius Maada Bio ganó un segundo mandato.
El resultado de estas elecciones fue rechazado por el principal candidato de la oposición y generó dudas entre los socios internacionales.
En noviembre, hombres armados atacaron cuarteles militares y una prisión, lo que provocó la liberación de más de 2.200 detenidos y dejó más de 20 muertos. El gobierno atribuyó el incidente a un intento de golpe frustrado, en el que participaron principalmente los guardaespaldas de Koroma.
El ex presidente, acusado de traición, complicidad en la traición y refugio, condenó los ataques. Su abogado calificó los cargos de “ajuste de cuentas políticas”. Koroma quedó en libertad bajo fianza y el caso se aplazó hasta el 17 de enero. Otras doce personas, incluido un miembro de la seguridad de Koroma, también fueron acusadas de traición en relación con el intento de golpe.
Este asunto plantea muchas preguntas sobre la estabilidad política de Sierra Leona y la participación del ex presidente en este intento de golpe. Los resultados de las disputadas elecciones han creado una polarización política cada vez mayor en el país, con tensiones constantes entre los partidarios de Bio y los partidarios de Koroma. Los socios internacionales están siguiendo de cerca la situación y pidiendo respeto por el estado de derecho y los derechos humanos.
Está claro que este asunto tiene profundas repercusiones para Sierra Leona. Destaca los desafíos que enfrenta el país en su búsqueda de la estabilidad política y la democracia. Los próximos meses y años serán cruciales para el desarrollo de Sierra Leona y la resolución de estas cuestiones políticas.