“La paradoja del fútbol senegalés: entre el éxito de las selecciones nacionales y las dificultades de los clubes en el panorama continental”

El fútbol senegalés está en auge, con repetidas victorias a nivel de selecciones. Sin embargo, a pesar de este éxito, los clubes senegaleses luchan por brillar en la escena continental. Esta paradoja se explica por un modelo centrado en la formación y exportación de jugadores, en detrimento de la competitividad de los equipos locales.

El Instituto Diambars de Saly, una de las academias de renombre de Senegal, es un ejemplo perfecto de esta dinámica. Los jóvenes jugadores formados en Diambars a menudo están destinados a unirse a clubes extranjeros, donde pueden continuar su progreso. Esto también dio lugar a que la academia estuviera representada por tres de sus exjugadores en la selección nacional de Senegal para la CAN 2024.

La tendencia a favorecer a los jugadores que juegan en el extranjero no es nueva. Ya en 2002, durante el Mundial, la mayoría de los jugadores senegaleses jugaban en Francia. Y esta tendencia continúa hoy, con todos los jugadores seleccionados para CAN 2024 jugando fuera de Europa a diario.

Para algunos, esta situación es normal, incluso beneficiosa. Estos jugadores expatriados tienen un nivel de juego superior al de los que juegan en Senegal y su experiencia en campeonatos europeos les confiere cierta experiencia. Además, contribuyen al éxito de las selecciones nacionales, como lo demuestran las recientes victorias de Senegal en competiciones africanas.

Sin embargo, esta estrategia tiene un inconveniente: los clubes senegaleses tienen dificultades para competir en el panorama continental. En los últimos años, sólo el club Teungueth FC ha conseguido clasificarse para la fase de grupos de la Liga de Campeones africana. Otros clubes senegaleses suelen quedar eliminados en las primeras rondas de las competiciones. Para revertir la tendencia, algunos creen que los mejores jugadores deberían permanecer más tiempo en los clubes locales antes de dejarlos partir hacia Europa.

A menudo se cita como ejemplo el caso de Egipto. Durante un tiempo, los jugadores egipcios sólo abandonaban el país a los 27 años, lo que permitía a los clubes locales beneficiarse de su talento. Tout Puissant Mazembe en la República Democrática del Congo también es un modelo a seguir, con recursos suficientes para retener a sus jugadores a pesar de las peticiones europeas.

Por tanto, es necesario encontrar un equilibrio entre la formación de jóvenes talentos y la competitividad de los clubes senegaleses. Fomentar la exportación de jugadores puede resultar beneficioso a largo plazo, pero no se debe descuidar el desarrollo de los equipos locales. Por tanto, será necesario encontrar soluciones para reforzar la competitividad de los clubes senegaleses sin dejar de formar y exportar jugadores de talento al extranjero.

El fútbol senegalés ha cosechado grandes éxitos en los últimos años, pero aún queda camino por recorrer para que los clubes senegaleses también brillen en el panorama continental.. Se trata de pensar en el modelo de formación y exportación de jugadores, con el fin de encontrar el equilibrio adecuado para el desarrollo del fútbol local.

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