El mundo sigue enfrentándose a conflictos y tensiones geopolíticas. Esta vez es Yemen el que está en el centro de las preocupaciones, tras los ataques estadounidenses y británicos llevados a cabo contra los rebeldes hutíes.
El presidente estadounidense, Joe Biden, anunció los ataques en respuesta a los repetidos ataques hutíes contra el transporte marítimo internacional en el Mar Rojo. Estos ataques, utilizando misiles y drones, amenazan la libertad de navegación en una de las rutas comerciales más importantes del mundo.
Al coordinar sus acciones, Estados Unidos y el Reino Unido atacaron sitios militares en Saná, la capital de Yemen, así como otras ciudades controladas por los hutíes, como Hodeida, Taiz y Saada. El objetivo de estos ataques era reducir la capacidad de los rebeldes para atacar barcos mercantes en el Mar Rojo.
El primer ministro británico, Rishi Sunak, calificó los ataques de «necesarios» y «proporcionados», destacando el peligro que representan los ataques hutíes para los buques de guerra británicos y estadounidenses.
Sin embargo, los hutíes reaccionaron bruscamente a los ataques acusando a Estados Unidos y al Reino Unido de llevar a cabo una agresión injustificada contra Yemen. También advirtieron que estas acciones tendrían graves consecuencias para los responsables de este ataque.
Es importante señalar que los hutíes están cerca de Irán y controlan gran parte de Yemen. Su objetivo declarado es apoyar a la Franja de Gaza atacando a los buques comerciales que sospechan que están vinculados con Israel.
Esta situación genera preocupación sobre una posible escalada del conflicto y el impacto en la región. Arabia Saudita, que ya está involucrada en el conflicto en Yemen, también teme las consecuencias de ataques adicionales.
Joe Biden ha dejado claro que Estados Unidos no tolerará ataques a sus tropas y tomará otras medidas necesarias para proteger su seguridad y la del comercio internacional.
Es fundamental seguir de cerca los acontecimientos en Yemen, que sigue desgarrado por la guerra civil. Los ataques estadounidenses y británicos subrayan una vez más la complejidad de las cuestiones geopolíticas en esta sensible región.