La violencia de género sigue siendo una realidad preocupante en la República Democrática del Congo (RDC). Según las estadísticas reveladas por el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) en 2022, una de cada cuatro mujeres de 15 años o más ya ha sido víctima de esta violencia. Las cifras son alarmantes: el 52% de las mujeres en edad fértil sufren violencia doméstica.
Sin embargo, hablar y denunciar esta violencia sigue siendo un desafío para muchas mujeres. El miedo a perder su relación conyugal y a ser estigmatizados por la sociedad se encuentran entre los principales motivos que les empujan a guardar silencio.
Julie, una mujer valiente, decidió romper este silencio presentando una denuncia contra su pareja por violencia doméstica. Esta decisión no fue fácil, pues tuvo que enfrentar la falta de apoyo de quienes la rodeaban.
Ella dice: «Todo parecía ir bien al comienzo de nuestro matrimonio. Pero un día, estalló una pequeña discusión cuando mi pareja quería que fuera a la iglesia con un vestido, aunque yo había elegido usar pantalones. La discusión se intensificó. En una bofetada, y lo dejé pasar, convenciéndome de que el problema era yo. Desafortunadamente, esta violencia se volvió algo común. Mi pareja me golpeaba, humillaba e insultaba, incluso frente a nuestros hijos. El abuso verbal y físico continuó aumentando durante casi diez años».
Ante esta situación insoportable, Julie primero se dirigió a su familia para confiarse, en particular a su madre. Desafortunadamente, a su madre le costaba creer el sufrimiento de Julie e incluso la culpó, citando su fuerte personalidad desde la infancia.
«Esta reacción de mi madre me repugnaba, pero reforzó mis dudas sobre mí misma. Intenté vivir según los deseos de mi pareja, pero eso no fue suficiente. La violencia persistió, con humillaciones y agresiones físicas. Con el paso de los años, A menudo he cuestionado mi propio valor.»
Ante la falta de intervención legal, Julie decidió huir para protegerse a ella y a sus hijos. Es consciente de las amenazas que pesan sobre su vida y la de su familia, en particular las amenazas de muerte por parte de la familia de su pareja. Desafortunadamente, su propia familia la abandonó debido a su decisión de presentar cargos.
La lucha contra la violencia de género requiere de una normativa específica y de una firme intervención judicial. Según Florence Kapila, actriz sociopolítica y miembro de la asociación Les Femmes de Valeurs, el actual Código Penal, aunque revisado, no es suficiente para proteger a las mujeres casadas y a los niños en el hogar. Es urgente implementar leyes específicas para combatir esta violencia y castigar a quienes la cometen.
Kapila anima a las mujeres a romper el silencio, denunciar la violencia de la que son víctimas y presentar una denuncia. Es esencial que la sociedad en su conjunto se movilice para poner fin a este flagelo y brindar un firme apoyo a las víctimas.
Julie, a pesar de los obstáculos y traumas que experimentó, encontró la fuerza para luchar por su propia supervivencia y la de sus hijos. Su historia es una inspiración, un recordatorio de la necesidad de luchar contra la violencia de género y apoyar a las sobrevivientes en su búsqueda de justicia y seguridad.