En un mundo donde la inteligencia artificial (IA) evoluciona constantemente, algunos temen que las máquinas tomen el control total de nuestras vidas. Sin embargo, según Sam Altman, director ejecutivo de OpenAI, el futuro de la IA no representa una amenaza para la humanidad. En el Foro Económico Mundial en Suiza, dijo que los humanos seguirán decidiendo «lo que debería suceder en el mundo» independientemente del auge de la IA.
Según Altman, la IA es competente en determinadas áreas, pero no puede tomar decisiones en situaciones de vida o muerte. Lo describe como un sistema que a veces es justo, a veces creativo, pero a menudo completamente equivocado. También señala que no queremos dejar que la IA conduzca nuestros automóviles, pero estamos felices de usarla para ayudarnos a generar ideas o escribir código.
Un ejemplo del mundo real del uso de la IA es ChatGPT, un sistema de IA generativa que puede crear contenido en respuesta a las solicitudes de los usuarios. Los expertos dicen que tales sistemas podrían transformar la economía global. Sin embargo, persisten temores distópicos sobre si la IA podría destruir a la humanidad o provocar una pérdida generalizada de empleos.
A pesar de estas preocupaciones, Altman tiene una visión optimista de la IA. Dice que la gente ha encontrado formas de volverse más productivas con la IA generativa y también entienden «qué no hacer con ella». La IA generativa, afirma, brinda a los humanos mejores herramientas y acceso a un potencial mucho mayor. Sin embargo, todavía seguimos muy centrados el uno en el otro.
La IA es un tema importante de discusión en el Foro Económico Mundial de Davos de este año, con muchas sesiones explorando su impacto en la sociedad, el empleo y la economía en general. En un informe reciente, el Fondo Monetario Internacional predijo que la IA afectará a casi el 40% de los empleos en todo el mundo, “reemplazando algunos empleos y complementando otros”, pero con el riesgo de empeorar la desigualdad de ingresos.
En el mismo panel, Marc Benioff, CEO de Salesforce, enfatizó que la IA no reemplaza a los humanos, sino que los complementa. Dio el ejemplo de un centro de llamadas de Gucci en Milán, donde los ingresos y la productividad aumentaron después de que los trabajadores comenzaron a utilizar el software de inteligencia artificial de Salesforce en sus interacciones con los clientes.
A pesar del optimismo sobre el potencial de la tecnología, Benioff y Altman enfatizaron la necesidad de regular los sistemas de IA para protegerse contra algunas de las posibles amenazas existenciales que plantea la tecnología..
Finalmente, Altman también habló de una demanda por derechos de autor presentada por el New York Times contra OpenAI, que calificó de «algo extraño», así como de su abrupto despido y luego rápida reincorporación por parte de la junta directiva de OpenAI en noviembre, que calificó de «ridículo». » Según él, es hora de reírse de todo esto.
En conclusión, la IA sigue generando debate y preguntas sobre su impacto en nuestra sociedad. Sin embargo, resulta tranquilizador ver a expertos como Sam Altman y Marc Benioff destacar el papel complementario de la IA para los humanos y la importancia de su regulación. A pesar de los avances tecnológicos, seguimos siendo quienes toman las decisiones en nuestro mundo.