En el gran debate sobre la restitución de los objetos saqueados durante la colonización, el Reino Unido da un paso adelante preparando la devolución de varios artefactos a Ghana. Estos treinta objetos, considerados un tesoro nacional del reino Ashanti, fueron expuestos en museos británicos, en particular el British Museum y el Victoria and Albert Museum.
Estos objetos, en su mayoría hechos de oro y plata, tienen un inmenso valor simbólico y espiritual para Ghana. Entre ellos encontramos una espada ceremonial, broches, joyas e incluso un tocado. Su restitución se considera un paso importante en el reconocimiento del pasado colonial y del saqueo cultural.
Sin embargo, es importante subrayar que estos objetos no se devuelven definitivamente, sino que están sujetos a un préstamo a tres años, renovable una vez. El acuerdo se alcanzó con representantes del Reino Ashanti, no con el gobierno de Ghana. De hecho, los museos británicos no están autorizados por ley a devolver directamente objetos en disputa, y esto debe pasar por el gobierno.
Los museos nacionales de Gran Bretaña han adoptado una política de «conservar y explicar», en la que los objetos saqueados se conservan pero van acompañados de explicaciones sobre su controvertida adquisición. Este enfoque tiene como objetivo promover el diálogo sobre la restitución, que es una cuestión importante para muchos países anteriormente colonizados.
El caso de Ghana es sólo un ejemplo entre muchos. Muchos países exigen la restitución de sus obras de arte saqueadas durante la colonización. Nigeria, por ejemplo, exige la devolución de los bronces de Benin, mientras que Grecia exige la devolución de los frisos del Partenón desde hace décadas. Sin embargo, el Reino Unido sigue siendo reacio a estas restituciones, argumentando su capacidad para conservar y restaurar los objetos.
Sin embargo, la solución de los acuerdos de préstamo, tal como se aplica en el caso de Ghana, podría constituir una solución temporal en espera de un diálogo constructivo entre las partes interesadas. Es esencial que todos los países involucrados en este debate encuentren puntos en común para reparar las injusticias del pasado colonial y permitir que los pueblos saqueados recuperen su patrimonio cultural. La restitución no debe verse como una pérdida para los museos occidentales, sino como una oportunidad para la reconciliación y el respeto mutuo.