La desigualdad entre hombres y mujeres en el mercado laboral continúa causando estragos, con considerables consecuencias económicas. Según un nuevo informe del Banco Mundial, esta desigualdad ha provocado un déficit de 172 billones de dólares en la economía mundial.
La brecha salarial de género es un factor importante que contribuye a este desequilibrio económico. Por lo general, las mujeres ganan menos que los hombres por un trabajo equivalente. Esta disparidad salarial alimenta una desigualdad más amplia, lo que limita el acceso de las mujeres a oportunidades profesionales y obstaculiza su progresión profesional.
Además, el informe destaca el impacto del cambio climático en las mujeres. Hasta 158,3 millones más de mujeres y niñas podrían caer en la pobreza debido a los impactos del cambio climático. Esto resalta la importancia de tener en cuenta las cuestiones de género en las políticas ambientales y climáticas.
Un estudio de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) también revela que las mujeres realizan una gran cantidad de trabajo no remunerado. En promedio, cada día se dedican alrededor de 16.400 millones de horas al trabajo de cuidados no remunerado en los 64 países encuestados, y más del 76% lo realizan mujeres.
Estas cifras alarmantes ponen de relieve la persistente realidad de la desigualdad de género en el lugar de trabajo. Casi 2.400 millones de mujeres en edad de trabajar viven en países donde sus derechos no están garantizados del mismo modo que los de los hombres.
A pesar de los esfuerzos por promover la igualdad de género, el progreso es lento. En 2022, solo se registraron 34 reformas legales a nivel internacional relacionadas con el género, la cifra más baja desde 2001. Se necesitarían otras 1.549 reformas para lograr la igualdad jurídica en las áreas medidas. A este ritmo, se necesitarían en promedio otros 50 años para alcanzar este objetivo.
Para poner fin a esta injusticia, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) está pidiendo reformas económicas más rápidas para sacar a las mujeres de la pobreza. En particular, sugiere el desarrollo de sistemas de atención y servicios para aumentar la seguridad económica de las mujeres, así como la generación de datos y evidencia para influir en las políticas.
Por lo tanto, existe una necesidad urgente de tomar medidas concretas para poner fin a la desigualdad de género en el trabajo. Esto requiere un fuerte compromiso político, reformas económicas y legales, así como una conciencia continua de la importancia de la igualdad de género para el desarrollo sostenible y la prosperidad económica.