“La industria minera africana: una palanca para el desarrollo económico del continente, siempre que se fortalezcan la democracia y las políticas responsables”

La industria minera africana ha sido noticia en los últimos días, con la 30ª edición de Invertir en Minería en África que tuvo lugar en Ciudad del Cabo. África es rica en recursos minerales, pero lamentablemente la riqueza mineral en el continente a menudo se asocia con el subdesarrollo.

Muchas empresas mineras hacen esfuerzos considerables para mejorar las condiciones de vida de los ciudadanos en las comunidades donde operan, y algunas incluso intentan persuadir a los gobiernos para que adopten códigos mineros ejemplares. Sin embargo, el riesgo subyacente es que estos códigos sólo lleguen a ser tan fuertes como lo sea el líder político vigente en un momento dado. Para garantizar la protección a largo plazo de los derechos de propiedad, es esencial fortalecer la democracia misma.

La demanda mundial de cobre, cobalto, litio, titanio y muchos otros minerales se multiplicará en las próximas décadas. Esta demanda no es sólo para los componentes del iPhone sobre los que probablemente estés leyendo este artículo, sino también para las revoluciones en curso en materia de energía y transporte.

Si estas tendencias continúan, los países desarrollados buscarán asegurar el acceso a los recursos del continente africano, ofreciendo así a los países africanos la oportunidad de integrarse en las cadenas de valor globales.

Los países ricos en recursos minerales, con políticas mineras e industrialización sólidas, podrían escapar de la trampa de exportar materias primas y agregar valor a la economía interna antes de exportar, o al menos vincular el sector minero a otros sectores económicos.

La Visión Minera para África, lanzada en 2009, prevé una transformación estructural de las economías del continente gracias a sus recursos minerales.

Sin embargo, aún quedan muchos obstáculos por superar. Por ejemplo, la creación de una prometedora zona de libre comercio en África se ve obstaculizada por puestos fronterizos ineficientes y corrupción administrativa, lo que provoca retrasos en el transporte de bienes esenciales.

Además, existe una relativa ausencia de ventajas comparativas entre los países de la región, lo que dificulta el comercio. La ventaja comparativa es la base del comercio global. Si soy relativamente mejor produciendo vino que produciendo cobre, la lógica dicta que deje de lado el cobre y me concentre en el vino. Puedo exportar mi vino e importar mi cobre de un país que es más eficiente produciendo cobre que vino.

Para que este modelo funcione es necesario que los países optimicen la producción de bienes para los que son relativamente más competitivos y puedan transportarlos de manera eficiente..

Sin embargo, a veces incluso los sistemas de transporte interno son tan deficientes que los países no pueden transportar alimentos de un lado a otro del país, y mucho menos comerciar a través de las fronteras.

Si el sector privado de Sudáfrica indica que la logística, la energía y la delincuencia son los tres principales obstáculos para la inversión en el país, es fácil entender por qué.

A menos que se aborden estas cuestiones, no sólo en Sudáfrica, sino en todo el continente, es posible que la inversión no fluya, al menos no la inversión responsable.

A pesar de los avances positivos, uno de los principales obstáculos al progreso en el continente es el retroceso democrático. La evidencia econométrica es clara: las transiciones sostenidas a la democracia dan como resultado un crecimiento económico significativo en relación con los regímenes autocráticos.

Las democracias, a pesar de sus imperfecciones, están en mejores condiciones de responsabilizar a las elites por su desempeño insatisfactorio y garantizar un desarrollo equitativo.

Aunque los datos más recientes aún no están disponibles, el Índice de Democracia de EIU para 2022 indicó que África subsahariana obtuvo solo un 4,14 en el índice, en comparación con un promedio mundial de 5,29. La única región que obtuvo una puntuación más baja fue Oriente Medio y África del Norte, con 3,34.

Es profundamente preocupante que muchos países africanos estén experimentando un retroceso democrático, ya que esto socava las perspectivas de desarrollo e integración a largo plazo en la economía global.

En conclusión, para que la industria minera africana contribuya verdaderamente al desarrollo económico del continente, es esencial fortalecer la democracia, promover políticas mineras responsables e invertir en infraestructura de transporte eficiente. Esto permitiría desarrollar los recursos minerales dentro del continente y evitar la trampa de exportar materias primas no procesadas. Sólo un enfoque holístico y sostenible puede garantizar un desarrollo equitativo e inclusivo para todos los ciudadanos africanos.

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