Los grupos extremistas, como el Estado Islámico, siguen planteando una amenaza creciente en África occidental y el Sahel, exacerbada por la inestabilidad política en la región. El Estado Islámico sigue comprometido a llevar a cabo ataques en el extranjero y continúa planteando una amenaza importante a la paz y la seguridad internacionales, según el jefe antiterrorista de la ONU, Vladimir Voronkov.
Voronkov subrayó que a pesar de los avances realizados por los Estados miembros de la ONU en la lucha contra esta amenaza, el Estado Islámico ha intensificado sus operaciones en sus antiguos bastiones en Irak y Siria, así como en el Sudeste Asiático. En la región de África occidental y el Sahel, la situación se está deteriorando y volviéndose cada vez más compleja, a medida que los conflictos étnicos y regionales se entrelazan con la agenda y las operaciones del grupo extremista y sus afiliados.
Según Natalia Gherman, directora ejecutiva del Comité Ejecutivo Antiterrorista de las Naciones Unidas, África representa ahora casi la mitad de los actos terroristas del mundo, y el Sahel central representa alrededor del 25% de estos ataques. Los grupos terroristas están explotando la inestabilidad política de la región y expandiendo su influencia y operaciones en el Sahel, causando serias preocupaciones en la costa de África occidental.
Para la Oficina de las Naciones Unidas contra el Terrorismo, combatir la amenaza terrorista en África sigue siendo una prioridad. Sin embargo, persisten desafíos persistentes en Medio Oriente, el Sudeste Asiático y Asia Central, donde el Estado Islámico está intentando restablecerse.
Aunque el Estado Islámico sufrió derrotas en Irak en 2017 y Siria dos años después, los expertos de Naciones Unidas estiman que todavía tiene entre 3.000 y 5.000 combatientes. Ha estado llevando a cabo actividades de insurgencia de baja intensidad en Irak y ha estado intensificando los ataques en Siria desde noviembre pasado.
A pesar de estos desafíos, se han observado algunos acontecimientos positivos, en particular la prolongada demora en el nombramiento de un nuevo líder tras la muerte del anterior, lo que sugiere dificultades internas que enfrenta el grupo para garantizar la seguridad de su nuevo líder. Además, varios países como Indonesia, Malasia, Egipto y Mozambique han reducido con éxito las actividades terroristas de los afiliados del Estado Islámico a través de sus esfuerzos antiterroristas.
Los esfuerzos de financiación contra el Estado Islámico también han tenido éxito, con reservas financieras estimadas actualmente entre 10 y 25 millones de dólares, en comparación con cientos de millones de dólares hace unos años.
Por último, la cuestión del uso de nuevas tecnologías con fines terroristas es una prioridad para las Naciones Unidas. Interpol está trabajando estrechamente con funcionarios antiterroristas de las Naciones Unidas en un proyecto para evitar que los terroristas exploten servicios de cifrado, herramientas de distribución de vídeos y nuevas plataformas de propaganda. Interpol también investiga los vínculos entre organizaciones terroristas y redes criminales, centrándose en particular en el tráfico de drogas en el norte y oeste de África a través de las rutas del Sahel.
La lucha contra el terrorismo sigue siendo un gran desafío para la comunidad internacional, pero se están logrando avances en la lucha contra el Estado Islámico y sus afiliados. Un esfuerzo continuo para fortalecer la cooperación entre los estados miembros de las Naciones Unidas y los organismos internacionales es esencial para contrarrestar esta amenaza persistente.