En el mundo del fútbol africano, la polémica en torno al fraude de edad ha vuelto a aflorar con el asunto de Wilfried Nathan Douala, alias Alexandre Bardelli. Este joven jugador, presentado como un prodigio de 17 años durante la reciente CAN 2024 en Camerún, se encontró en el centro de un escándalo revelado por Le Monde.
El diario francés destacó elementos inquietantes, sugiriendo que Wilfried Nathan Douala es en realidad un jugador mucho mayor llamado Alexandre Bardelli. Las similitudes físicas entre las dos identidades, las mismas cicatrices y tatuajes, ponen en duda la verdadera identidad y edad real del jugador.
Este caso pone de relieve un problema profundamente arraigado en el fútbol africano: el fraude de edad. Para muchos jóvenes talentos, hacer trampa en su edad representa una forma de acceder más fácilmente a las oportunidades que ofrecen los clubes europeos. La presión para triunfar y ascender en este entorno competitivo empuja a algunos a mentir sobre su identidad, comprometiendo así la integridad del deporte.
La Federación Camerún de Fútbol ha adoptado medidas imponiendo el documento nacional de identidad informatizado para registrar biométricamente a los jóvenes futbolistas, con el objetivo de luchar contra el fraude de identidad. Sin embargo, este asunto plantea dudas sobre la eficacia de estas medidas y la capacidad de las autoridades del fútbol africano para hacer cumplir la ética y la transparencia en el deporte.
Más allá del caso de Wilfried Nathan Douala, este asunto revela la parte más oscura del reclutamiento de jóvenes talentos en África y los desafíos que enfrentan las federaciones para garantizar la justicia y la honestidad en el fútbol. Es esencial que se tomen acciones concretas para poner fin a estas prácticas fraudulentas y proteger la integridad del deporte que tantos fanáticos aman y apoyan.