En la búsqueda de los orígenes de la humanidad, un estudio reciente proporciona nuevas revelaciones fascinantes. Según un informe, parece que los primeros humanos modernos emigraron de África como una población homogénea para establecerse en una región clave, que abarca Irán, el sureste de Irak y el noreste de Arabia Saudita, antes de aventurarse en Europa y Asia hace unos 70.000 años. Los investigadores han descrito esta región, parte de la meseta persa, como un «punto central» para estos primeros habitantes, que se estiman sólo en miles, antes de continuar, milenios después, su viaje hacia destinos más lejanos, informa The Independent.
Los datos del nuevo estudio revelan que estas personas vivían en pequeños grupos móviles de cazadores-recolectores. El antropólogo y coautor del estudio Michael Petraglia, director del Centro Australiano de Investigación para la Evolución Humana de la Universidad Griffith, señaló que la ubicación del punto focal ofrecía una variedad de ambientes ecológicos, que iban desde bosques hasta pastizales y sabanas, con fluctuaciones en el tiempo entre áridos y periodos húmedos.
El informe también menciona que los habitantes del punto central eran aparentemente de piel oscura, lo que sugiere un parecido con los pueblos Gumuz o Anuak que actualmente viven en partes de África Oriental. Los investigadores concluyeron que esta posterior dispersión en diferentes direcciones más allá del punto central habría sentado las bases para la divergencia genética entre los asiáticos orientales y los europeos.
Este nuevo estudio nos invita a explorar más profundamente los orígenes de la humanidad y nos lleva a visualizar a estos primeros cazadores-recolectores evolucionando en los variados paisajes de la meseta persa, dando vida así a una parte previamente desconocida de la historia humana.