“El apasionante ritual de crucifixión del Viernes Santo en Filipinas: una tradición inmutable e inquietante”

El Viernes Santo en Filipinas es un día de profunda devoción y asombro, donde se lleva a cabo el ritual anual de crucifixión para conmemorar el sufrimiento de Jesucristo. En la provincia de Pampanga, al norte de Manila, multitudes de curiosos y creyentes se congregan para presenciar esta impactante ceremonia, donde un aldeano, Rubén Enaje, ha sido clavado en una cruz de madera por 35ª vez.

Rubén Enaje, un carpintero y pintor de 63 años, se ha convertido en una figura emblemática de su comunidad al asumir el papel de «Cristo» en estas representaciones vívidas de la Pasión. Su motivación va más allá de la tradición y la devoción, ya que ofrece sus sacrificios y oraciones por la paz en regiones asoladas por conflictos como Ucrania, Gaza y el Mar de China Meridional.

La preocupación de Enaje por los conflictos a nivel mundial se entrelaza con sus esfuerzos por aliviar el sufrimiento en su propia tierra, especialmente en las provincias del sur de Filipinas afectadas por desastres naturales. A través de sus actos de sacrificio, busca llevar consuelo a los necesitados y sembrar esperanza en un mundo marcado por la violencia y la injusticia.

Las crucifixiones anuales, aunque controversiales y criticadas por algunas autoridades religiosas locales, son parte de la devoción y las supersticiones arraigadas en la cultura filipina. Esta mezcla de fe, dolor y esperanza sigue cautivando a observadores como Maciej Kruszewski, un turista polaco desconcertado por la singularidad de esta práctica.

A pesar de su frágil estado de salud y las dudas que puedan surgir, Rubén Enaje persiste en su papel de «Cristo» como un símbolo de sacrificio y perseverancia. Su ejemplo trasciende las fronteras de Filipinas, recordándonos la importancia de la compasión y la solidaridad en un mundo marcado por la adversidad y la desigualdad. El legado de Enaje nos invita a reflexionar sobre el verdadero significado del sacrificio y la búsqueda de la paz en medio del sufrimiento humano.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *