En el corazón de Conakry, el barrio de Coronthie sigue siendo testigo de las secuelas de la explosión del principal almacén de combustible ocurrida hace cien días. La falta de respuesta de las autoridades guineanas ante las necesidades urgentes de las víctimas ha profundizado la angustia de quienes se ven obligados a vivir en condiciones precarias desde la tragedia.
Las mujeres afectadas han expresado su enojo y frustración en las calles de Kaloum, protestando por la escasa ayuda y falta de realojamiento por parte del Estado. A pesar de la solidaridad nacional e internacional, las víctimas denuncian la malversación de la ayuda humanitaria por parte de las autoridades, dejándolas desamparadas.
Los desgarradores testimonios de las víctimas, que se ven obligadas a dormir al aire libre o con familiares en las afueras, reflejan una situación desesperada que se agrava con la proximidad de la temporada de lluvias. Mamoudou Cifo Kè Touré, presidente del comité de catástrofe, ha denunciado la inacción del Estado y cuestiona la responsabilidad del gobierno hacia sus ciudadanos.
Ante la crisis humanitaria en desarrollo, el gobierno guineano se mantiene en silencio, incapaz de responder a las demandas de la prensa. Mientras tanto, las víctimas abandonadas claman por una atención digna, denunciando la injusticia sufrida y la negligencia de las autoridades.
Es urgente una respuesta efectiva para evitar una catástrofe humanitaria. Las voces de las víctimas claman por acción, solidaridad y compasión hacia aquellos que lo perdieron todo en la explosión de Coronthie.