Dualidad humana: entre la luz y la oscuridad

Fatshimetría: una mirada profunda a la dualidad humana

En el mundo del bien y del mal, suele ser el diablo quien gana la batalla de las palabras y las ideas. Durante siglos, las fuerzas oscuras han inspirado a escritores, poetas y compositores, dejando a su paso una huella indeleble en la cultura y la literatura.

La expresión «El diablo está en los detalles» apareció hace relativamente poco tiempo, recién a finales del siglo XX, según el Diccionario Oxford de frases y fábulas. Esta fórmula parece haber surgido en oposición a su predecesora que proclamaba lo contrario, afirmando que «Dios está en los detalles», cita atribuida al arquitecto Mies van der Rohe.

A veces, observamos con asombro cómo las fuerzas oscuras capturan el imaginario colectivo con sus intrigantes historias. Ya en el siglo XVIII, el evangelista inglés Rowland Hill se preguntaba por qué «el diablo tenía la mejor música», subrayando así el poder de seducción del maligno.

Las artes, por su parte, siempre han estado fascinadas por la figura de Lucifer, el ángel caído que se convierte en el Diablo, o Satán, símbolo de rebelión y traición. De John Milton avec son poème épique «Paradis Perdu» à Christopher Marlowe et sa pièce magistrale «Le Docteur Faust», les écrivains ont exploré les thèmes de la chute de l’homme, de la tentation et de la lutte entre le bien et le mal.

En su monumental obra, Milton describe vívidamente la rebelión de Lucifer y su caída del cielo, marcando así el comienzo del eterno conflicto entre las fuerzas del bien y del mal. La aspiración de competir con la omnipotencia divina empuja a Lucifer a su propia perdición, arrastrando consigo a la propia humanidad.

En cuanto a Marlowe, a través del personaje de Fausto, plantea la cuestión de la búsqueda de conocimiento y poder que conduce a la condenación. Fausto, a pesar de su talento y erudición, no puede evitar sucumbir al orgullo que una vez condenó a Lucifer.

Entre la revuelta de Lucifer y la caída de Fausto, artistas y escritores exploran las zonas más oscuras del alma humana, destacando la dualidad de la naturaleza humana y la constante tentación de ceder a nuestros deseos más profundos, incluso en detrimento de nuestra propia salvación.

Así, a lo largo de los tiempos, la figura del diablo sigue fascinando y asustando, recordando a la humanidad las consecuencias de sus elecciones y la perpetua lucha entre la luz y las tinieblas, entre el bien y el mal.

En este gran teatro de la vida, todos estamos llamados a enfrentar nuestros propios demonios internos, a elegir entre el camino de la luz y el de la oscuridad, a enfrentar nuestros miedos y nuestras tentaciones para finalmente encontrar la paz interior y la redención..

En última instancia, es en el viaje interior, en la exploración de nuestras propias contradicciones y nuestras propias pasiones, donde reside la clave para superar el eterno dilema de la dualidad humana y encontrar dentro de nosotros mismos la fuerza para elegir el camino de la verdad y la luz.

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