**Goma, reflejo de una ciudad sumida en la inseguridad**
En el corazón de la República Democrática del Congo, Goma se alza majestuosa, pero detrás de su belleza natural y su vibrante cultura se esconde una realidad oscura e inquietante. Las calles que alguna vez fueron bulliciosas ahora resuenan con miedos y ansiedades, los residentes viven a la sombra de la creciente inseguridad que se cierne sobre la ciudad.
Los recientes casos de asesinato que han sacudido a la comunidad son un testimonio conmovedor de esta crisis de seguridad. Hombres armados, camuflados furtivamente con ropas de civil, siembran el terror y el caos, dejando tras de sí vidas destruidas y familias destrozadas. Estos actos de barbarie, como el asesinato de Izere Moussa y del conductor del CICR, revelan una violencia insidiosa que azota las calles de Goma.
Los jóvenes locales, representados por Claude Rugo, expresan su enojo y frustración ante estos actos de delincuencia exacerbados por individuos que afirman falsamente ser miembros del Wazalendo. Estos jóvenes delincuentes, reclamando un estatus que no merecían, deshonran el nombre del verdadero Wazalendo que lucha valientemente por la paz y la seguridad de la nación.
El municipio de Goma no se libra de esta ola de criminalidad. Los robos repetidos y bien orquestados se multiplican, sembrando la desolación entre los residentes, ya afectados por una vida cotidiana de desconfianza y precariedad. Los esfuerzos de las autoridades locales para reprimir este crimen rampante han dado lugar al arresto de presuntos delincuentes, incluidos soldados y elementos que afirman ser Wazalendo.
En la oscuridad de la noche, Goma llora a sus hijos perdidos, víctimas de una violencia cruel e innecesaria. Toda la comunidad está llamada a unirse, enfrentar el miedo y denunciar a estos criminales que amenazan la paz y la estabilidad de la ciudad. Sólo un frente unido contra la inseguridad podrá permitir a Goma resurgir de sus cenizas y recuperar la paz y la esperanza.
Es más crucial que nunca que las autoridades adopten medidas decisivas para poner fin a esta espiral viciosa de violencia. Es necesario proteger a la población, encontrar la serenidad para vivir y prosperar con total seguridad. Goma, una ciudad maltrecha pero llena de resiliencia, merece ver el amanecer de una nueva era en la que prevalezcan la paz y la justicia.
A la sombra de los volcanes que observan en silencio, Goma espera, con la esperanza de un futuro mejor donde la seguridad será la norma y no la excepción. Es hora de iluminar esta ciudad oscura con la luz de la justicia y la paz, para que pueda resurgir de sus cenizas y brillar una vez más con su esplendor original.
*Yvonne Kapinga, en Goma*