El reciente aumento de las tensiones entre Irán e Israel ha alcanzado un punto crítico con una serie de eventos dramáticos durante el fin de semana, reflejando un giro alarmante en un conflicto en crecimiento que amenaza con convertirse en un conflicto regional a gran escala. Irán llevó a cabo un ataque sin precedentes contra Israel en respuesta a un supuesto ataque israelí contra un complejo diplomático iraní en Siria. En esta ofensiva aérea masiva, se lanzaron más de 300 proyectiles hacia Israel, incluyendo alrededor de 170 drones y más de 120 misiles balísticos. Sin embargo, la mayor parte de estos proyectiles fueron interceptados por los sistemas de defensa aérea de Israel, demostrando la impresionante capacidad defensiva del país.
Este ataque marca la primera vez que Irán ataca directamente a Israel desde su propio territorio, marcando un nuevo y peligroso capítulo en el conflicto de Medio Oriente. Irán ha advertido que responderá con acciones «más fuertes y determinadas» si Israel toma represalias por estos ataques. El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, en una llamada con el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, aseguró que Estados Unidos no emprendería operaciones ofensivas contra Irán y reafirmó su compromiso absoluto con la seguridad de Israel.
Estados Unidos ha informado que la mayoría de los drones y misiles lanzados por Irán fueron destruidos, y ningún misil de crucero logró impactar un objetivo valioso. A pesar de los ataques, no se reportaron heridos directos como resultado de la ofensiva iraní. Sin embargo, una niña de 7 años resultó gravemente herida por la metralla de un misil interceptor israelí. Simultáneamente, desde el Líbano se lanzaron más de 55 cohetes hacia Israel.
Ante esta escalada de violencia, Biden convocó a su equipo de seguridad nacional para evaluar la situación y se reunirá con líderes del G7 para coordinar una respuesta diplomática conjunta a esta agresión de Irán. Estados Unidos ha desplegado activos de defensa en la región para ayudar a Israel a protegerse de futuros ataques.
Estos ataques consecutivos entre Irán e Israel subrayan el creciente riesgo de un conflicto regional en Oriente Medio, poniendo en peligro la estabilidad de la región y exacerbando las ya tensas relaciones. Es imperativo que todas las partes involucradas actúen con mesura y recurran a soluciones diplomáticas para desactivar la crisis y evitar una escalada potencialmente catastrófica para la seguridad y la paz en la región.