Secuestro de niños en Nigeria: un grito de alarma por la seguridad de los jóvenes

La trágica historia de los secuestros de niños en Nigeria es un capítulo oscuro en las noticias de los últimos años. Desde el infame secuestro de Chibok en 2014, el país ha sido testigo de varios otros secuestros similares, lo que pone de relieve las persistentes fallas en el aparato de seguridad del gobierno federal.

El 14 de abril de 2014, terroristas de Boko Haram cometieron un acto atroz al secuestrar a 276 niñas de la escuela secundaria pública para niñas en Chibok, estado de Borno. Aún hoy, diez años después, 91 de estas niñas siguen desaparecidas, lo que demuestra la gravedad de la situación y la incapacidad de las autoridades para proteger a sus ciudadanos.

Desde entonces, se han producido otros secuestros impactantes, lo que pone de relieve la urgencia de la situación de seguridad en Nigeria. En 2017, 10 estudiantes fueron secuestrados de la escuela secundaria modelo Igbonla en Lagos, y en 2018, 112 estudiantes fueron secuestrados de la escuela secundaria gubernamental de ciencia y tecnología, Dapchi.

En diciembre de 2020, más de 300 estudiantes fueron secuestrados en la Escuela Secundaria de Ciencias del Gobierno en Kankara, estado de Katsina, y una semana después, alrededor de 80 niños fueron secuestrados en una escuela islámica en Mahuta, también en Katsina. Estos actos de barbarie ponen de relieve la impunidad de los grupos armados y la vulnerabilidad de las escuelas y sus estudiantes.

Es alarmante la falta de preparación y respuesta adecuada de las autoridades ante estos secuestros. Las negociaciones y el pago de rescates a menudo resultaron ser los únicos medios para liberar a los rehenes, poniendo en riesgo la seguridad y el futuro de los jóvenes nigerianos.

Es imperativo que el gobierno tome medidas concretas para proteger las escuelas y garantizar la seguridad de los estudiantes. Las inversiones en seguridad, formación de docentes y medidas preventivas son esenciales para prevenir futuros secuestros y garantizar un futuro mejor para los jóvenes de Nigeria.

En última instancia, estos actos despreciables no deben quedar impunes. Es necesario llevar a los responsables ante la justicia y establecer medidas de seguridad efectivas para proteger a las escuelas y a los estudiantes de tales atrocidades en el futuro. Nigeria ya no puede permitirse el lujo de permitir que sus niños vivan con miedo e inseguridad.

**Enlaces relevantes:**
1. Artículo externo sobre secuestros escolares en Nigeria desde Chibok en 2014

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *