China ha anunciado una importante reestructuración de su ejército, la más grande en casi diez años, enfocada en crear fuerzas estratégicas impulsadas por la tecnología y preparadas para enfrentar guerras modernas. Esta medida se produce en un momento en que Beijing busca competir con Washington por la superioridad militar en una región marcada por altas tensiones geopolíticas.
El líder chino Xi Jinping sorprendió al disolver la Fuerza de Apoyo Estratégico (SSF), una rama militar creada en 2015 para integrar las capacidades de guerra espacial, cibernética, electrónica y psicológica del Ejército Popular de Liberación, como parte de una reorganización crucial de las fuerzas armadas.
En su lugar, Xi presentó la Fuerza de Apoyo a la Información, descrita como «un nuevo brazo estratégico del Ejército Popular de Liberación, fundamental para el desarrollo coordinado y la aplicación del sistema de información en red».
Esta nueva unidad se espera que juegue un papel crucial en capacitar al ejército chino para «combatir y triunfar en las guerras modernas», según expresó Xi en una ceremonia reciente.
En una conferencia de prensa el mismo día, un portavoz del Ministerio de Defensa de China indicó que las SSF se dividirían en tres unidades: la Fuerza de Apoyo a la Información, la Fuerza Aeroespacial y la Fuerza Cibernética, todas ellas dependientes directamente de la Comisión Militar Central, presidida por Xi, que se sitúa en lo más alto de la cadena de mando militar.
Con esta nueva estructura, el Ejército Popular de Liberación está integrado por cuatro servicios (ejército, marina, fuerza aérea y fuerza de misiles), junto con cuatro ramas: las tres unidades de las anteriores SSF y la Fuerza Conjunta de Apoyo Logístico, según el portavoz del ministerio, Wu Qian.
Expertos militares chinos señalan que esta reorganización refuerza el control directo de Xi sobre las capacidades estratégicas del Ejército Popular de Liberación, subrayando las ambiciones de China de dominar la inteligencia artificial y otras nuevas tecnologías para prepararse para lo que denominan la «guerra inteligente» del futuro.
Esta reestructuración se produce después de una extensa purga anticorrupción en el Ejército Popular de Liberación liderada por Xi el año pasado, que llevó a la destitución de influyentes generales y sacudió la rama de misiles, encargada del arsenal nuclear y balístico en rápida expansión de China.
La Fuerza de Apoyo a la Información será dirigida por altos generales que anteriormente estaban en las SSF.
El subcomandante de las SSF, Bi Yi, fue designado comandante de la nueva unidad, y Li Wei, comisario político de las SSF, ocupará un rol similar en la Fuerza de Apoyo a la Información, según Xinhua, la agencia de noticias oficial.
No se ha mencionado un nuevo nombramiento para el comandante de las SSF, Ju Qiansheng, quien generó especulaciones al desaparecer públicamente durante una serie de purgas militares antes de reaparecer en una conferencia a finales de enero.
Observadores experimentados del Ejército Popular de Liberación sugieren que esta reorganización probablemente no sea resultado de las recientes purgas anticorrupción, sino más bien una respuesta al hecho de que las SSF no resultaron ser una estructura organizativa ideal para el ejército chino.
Joel Wuthnow, investigador principal de la Universidad de Defensa Nacional financiada por el Pentágono, comentó al respecto: «Esto muestra que las SSF no eran una disposición satisfactoria. Redujeron la visibilidad de Xi en roles importantes y no contribuyeron a mejorar la coordinación entre las fuerzas de defensa espacial, cibernética y de redes».
Antes de su disolución, las SSF constaban de dos divisiones principales: el Departamento de Sistemas Aeronáuticos, encargado de las operaciones espaciales y de reconocimiento del Ejército Popular de Liberación, y el Departamento de Sistemas de Red, responsable de las capacidades de guerra cibernética, electrónica y psicológica.
«Creo que la nueva estructura dará a Xi una mejor visión de lo que ocurre en el espacio, el ciberespacio y en la gestión de redes. Estas funciones serán supervisadas ahora a su nivel y no a través de la Fuerza de Apoyo Estratégico, que servía como intermediaria», agregó Wuthnow.
La falta de esta visibilidad podría representar grandes riesgos, sobre todo en momentos de intensas tensiones y profunda desconfianza entre Beijing y Washington.
El año pasado, Estados Unidos derribó un globo de vigilancia chino después de que atravesara todo su territorio, desencadenando una nueva crisis entre ambas potencias y congelando las relaciones bilaterales durante meses.
A pesar de las afirmaciones de los funcionarios de inteligencia estadounidenses de que el globo formaba parte de un importante programa de vigilancia dirigido por el ejército chino, es posible que Xi no estuviera al tanto de ello.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, mencionó en junio pasado que el líder chino no estaba informado sobre el globo y se sintió «muy avergonzado» cuando fue derribado tras desviarse hacia el espacio aéreo estadounidense.
En última instancia, la reorganización del ejército chino tiene implicaciones significativas en el equilibrio de poder global y las tensiones regionales, destacando la creciente importancia de los avances tecnológicos en la guerra moderna. También plantea dudas sobre la capacidad de China para mantener su influencia y enfrentar futuros desafíos militares.