Las recientes y devastadoras inundaciones que azotaron Kenia han tenido consecuencias trágicas, con un trágico costo humano que sigue aumentando. Las incesantes lluvias torrenciales han causado la muerte de más de 200 personas, dejando 164 desaparecidos y obligando a más de 42.000 hogares a abandonar sus hogares, impactando a más de 210.000 personas.
La región de Kisumu, situada cerca del lago Victoria, se vio especialmente afectada por este desastre natural. Los residentes desplazados tuvieron que afrontar difíciles condiciones de vida, obligados a abandonar sus hogares sumergidos por el agua. Para estas personas vulnerables, la situación se ha vuelto insoportable, lanzando un grito de angustia: «Estamos muriendo bajo las aguas de este lago, las aguas del lago nos están matando aquí, cuando miro a mi alrededor, me quedo sin palabras». testifica Mercelyne Atieno Anyanga, una anciana viuda.
Ante esta crisis humanitaria sin precedentes, las autoridades kenianas han realizado esfuerzos para ayudar a las víctimas. Se han creado campamentos en diferentes partes del país para alojar a las personas desplazadas por las inundaciones. Se organizaron distribuciones de alimentos para satisfacer las necesidades básicas de las poblaciones afectadas.
El gobierno, criticado por su respuesta considerada insuficiente ante la catástrofe, se ha comprometido a intensificar sus acciones de asistencia. El secretario del Gabinete de Información, Comunicación y Economía Digital aseguró que se estaba desplegando ayuda de emergencia, incluidos servicios de evacuación en helicóptero y ayuda alimentaria a corto plazo. También se están considerando medidas a largo plazo, como limpiar el lago de sedimentos para mejorar el flujo de agua y evitar nuevas inundaciones.
La situación sigue siendo crítica, especialmente en zonas donde los niveles de agua son extremadamente altos, lo que pone en peligro a las personas que viven aguas abajo de las represas hidroeléctricas. Las autoridades han emitido advertencias y acciones coercitivas para obligar a los residentes a evacuar las zonas de riesgo.
Es imperativo que se adopten medidas concretas y sostenibles para proteger a las poblaciones vulnerables y prevenir nuevos desastres. La solidaridad y la movilización de todos son esenciales para superar esta crisis y reconstruir las comunidades afectadas por las inundaciones en Kenia.