La actual crisis de meningitis en Níger ha provocado la muerte de más de 143 personas, sumiendo al país en una alarmante emergencia sanitaria. Para contrarrestar esta epidemia, la Organización Mundial de la Salud (OMS) lanzó una amplia campaña de vacunación en Niamey, la capital del país, con la esperanza de invertir la curva de contagios.
Los nigerinos esperan con impaciencia el regreso de la temporada de lluvias, con la esperanza de que esto ayude a detener la temida enfermedad. La meningitis, una infección de las membranas que rodean el cerebro y la médula espinal, es una enfermedad estacional que se presenta principalmente en el Sahel, una región semiárida que se extiende por Malí, Níger, Chad y Sudán, principalmente durante la estación seca, de noviembre a mayo. marcada por el polvo, los vientos y las noches frías.
Cientos de nigerinos acuden en masa a todos los centros de vacunación de su comunidad para recibir su dosis de vacuna. Muchos de ellos esperan que la campaña se extienda a todo el país en los próximos días. La vacunación de la OMS cubre a personas de 1 a 19 años. Niamey, la capital de Níger, registró el mayor número de casos este año, con una proporción de incidencia acumulada de 52,2 casos por 100.000 habitantes.
“Dado que se alcanzó el umbral epidémico en tres distritos sanitarios, el Ministerio de Salud Pública y Asuntos Sociales ha solicitado asistencia operativa al Grupo Internacional de Coordinación (ICG) para el Suministro de Vacunas. Para responder a la epidemia, se llevará a cabo una campaña de vacunación en los cinco distritos sanitarios de la región”, afirmó Sahabi Assoumane, responsable de salud pública de la ciudad.
Las ciudades desérticas de Agadez y Dosso son las más afectadas después de Niamey. Según la OMS, una epidemia de meningitis en el Sahel entre 1996 y 1997 provocó la muerte de unas 25.000 personas entre más de 250.000 casos registrados.
Esta crisis de meningitis en Níger pone de relieve la importancia crucial de las campañas de vacunación para frenar la propagación de enfermedades graves y potencialmente mortales. También destaca la necesidad de una vigilancia constante de la salud pública para proteger a las poblaciones vulnerables. Las autoridades sanitarias y las organizaciones internacionales deben coordinar sus esfuerzos para implementar medidas preventivas efectivas y salvar vidas.