**»El horror en Mantumbi: La verdadera tragedia detrás de los muros destruidos»**
La normalmente tranquila región de Mantumbi fue escenario de un sangriento ataque por parte de los rebeldes de las ADF, que sembró el terror y la muerte entre la población local. Se perdieron ocho vidas, un centro de salud fue saqueado y el miedo se apoderó de los residentes, lo que obligó a un éxodo forzoso a zonas consideradas más seguras. La escalofriante historia de esta desastrosa noche pinta un cuadro del horror que sacudió la tranquilidad de esta localidad de Beni, en la provincia de Kivu del Norte.
Según testimonios recogidos in situ, los atacantes irrumpieron en Mantumbi procedentes de Pasidi, localidad del territorio de Mambasa, en la provincia de Ituri. Su viaje mortal comenzó con el asesinato de dos civiles y la captura de una mujer que milagrosamente escapó de sus garras. Alertadas por este superviviente, las autoridades locales no pudieron evitar la matanza que se produjo en la ciudad de Mantumbi a última hora de la noche.
El presidente de la sociedad civil territorial de Beni, Omar Kalisya, conmocionado e indignado por estos trágicos acontecimientos, deploró el número de víctimas, los daños materiales y el terror infundido en los corazones de los habitantes. Se trata de actos de violencia imperdonables que han causado muerte y destrucción, dejando atrás familias afligidas y vidas destrozadas.
En respuesta a estos repetidos ataques, la población local se vio obligada a abandonar sus hogares para buscar refugio en zonas consideradas más seguras, dejando atrás casas quemadas y propiedades saqueadas. El miedo y la ira se mezclan en los corazones de los supervivientes, que exigen justicia y protección contra estos grupos armados que siembran descaradamente terror y muerte.
Ante esta escalada de violencia, la coalición de las fuerzas armadas de la República Democrática del Congo y Uganda (FARDC-UPDF) está llamada a intensificar sus operaciones militares para neutralizar a estos grupos rebeldes y restablecer la paz en la región. Es imperativo que los responsables de estos actos atroces comparezcan ante la justicia y que se adopten medidas concretas para evitar nuevas atrocidades.
En conclusión, el ataque mortal en Mantumbi es el último recordatorio de la fragilidad de la paz en esta región devastada por el conflicto. Es fundamental que la comunidad internacional y las autoridades locales unan fuerzas para poner fin a esta espiral de violencia y horror que amenaza la vida y la dignidad de los habitantes de Beni y sus alrededores. Cada vida perdida es una tragedia que debe ser honrada con acciones concretas para garantizar un futuro de paz y seguridad para todos.