El anuncio del día de la ciudad muerta en Yakoma, iniciado por la Federación Empresarial del Congo, ha tenido gran aceptación hoy, sumergiendo a la ciudad en un inusual silencio comercial. Comercios, almacenes y puestos habitualmente llenos de actividad económica permanecieron cerrados, lo que refleja el creciente descontento de la población ante la creciente inseguridad y la falta de intervención de las autoridades provinciales.
En una región ya marcada por tensiones intercomunitarias y actos recurrentes de vandalismo, esta movilización ciudadana refleja una profunda frustración ante la ausencia de respuestas concretas por parte de las autoridades. De hecho, la reciente violencia que estalló en Yakoma dejó cicatrices visibles, simbolizadas por el incendio de la casa de un operador económico y la destrucción de bienes preciosos, que quedaron impunes por falta de una presencia de seguridad y de una acción estatal eficaz.
Ante este contexto de inestabilidad y creciente inseguridad, las fuerzas de la sociedad civil de Yakoma tomaron la iniciativa de convocar este día de pueblo fantasma, como un grito de guerra para exigir justicia y protección. Jean de Dieu Wulu Wulu, figura destacada de la sociedad civil local, subraya la urgencia de una respuesta concreta de las autoridades provinciales para restablecer la confianza y garantizar la seguridad de los ciudadanos.
Esta movilización pacífica, materializada con el cierre de empresas, tiene como objetivo concienciar al público sobre los problemas cruciales que enfrenta Yakoma. Destaca la necesidad de una acción colectiva y concertada para hacer oír la voz de una población que busca justicia y estabilidad. En un contexto en el que el Estado parece fallar y las comunidades están debilitadas por los conflictos, este día de las ciudades fantasma simboliza un impulso ciudadano, una conciencia colectiva sobre los grandes problemas que condicionan el futuro de la región.
Así, más allá del llamado a la deserción comercial, este día sin actividades económicas en Yakoma es la expresión de un deseo de cambio, un deseo de reconstrucción social y política para un futuro más sereno. Ella encarna la resiliencia de una comunidad decidida a defender sus derechos, exigir justicia y garantizar una mejor protección para todos. Podemos apostar que esta movilización ciudadana podrá hacer resonar sus demandas y generar las acciones necesarias para construir un futuro más seguro y próspero para Yakoma y sus habitantes.