Desafíos de aprendizaje en Sudáfrica: el impacto de los problemas de visión en la educación de los niños

Fatshimetrie examina un problema alarmante en las escuelas sudafricanas y destaca los desafíos que enfrentan los niños con discapacidad visual. Si bien el PASE de 2021 revela que el 81% de los estudiantes sudafricanos tienen dificultades para comprender textos escritos, una parte importante de esta dificultad puede atribuirse a problemas de visión que dificultan el aprendizaje de la lectura, especialmente en lenguas maternas como el sepedi.

En las vibrantes aldeas de Limpopo, donde reina la lengua sepedi y abundan las dificultades económicas, persiste el analfabetismo entre los niños, agravado por los problemas de discapacidad visual. Estudios locales e internacionales sobre alfabetización y aritmética han destacado que múltiples factores, como la falta de materiales didácticos en lenguas indígenas, la implementación ineficaz del programa bilingüe, estrategias de enseñanza insuficientes y la falta de personal docente especializado, contribuyen a estas dificultades de lectura.

La situación en las aulas rurales de Limpopo revela una dimensión que a menudo se pasa por alto: las barreras de salud que enfrentan los niños en la fase fundamental de su escolarización, que obstaculizan su adquisición de habilidades de lectura. Muchos niños sufren trastornos de la visión, la audición o el habla, y estas afecciones a menudo pasan desapercibidas debido a la falta de profesores capacitados para identificarlas.

Es común ver a niños con dificultades para leer la pizarra, incluso cuando las letras están ampliadas. Algunos estudiantes parecen reducir sus habilidades visuales y tienen dificultades para descifrar palabras o transcribir información. A esto se suman las dificultades que encuentran los niños con problemas de visión, ya que los profesores no siempre son conscientes de estas discapacidades.

En algunas aulas, los estudiantes recurren a sus compañeros para copiar palabras de la pizarra, sin poder seguirlas solos. Otros estudiantes enfrentan asociaciones desequilibradas, donde los estudiantes más rápidos son responsables de guiar la lectura de los más lentos, pero no siempre lo hacen bien.

Ante tales desafíos, es imperativo reconocer la interconexión entre salud y educación para ofrecer una respuesta adecuada. Los docentes deben estar mejor capacitados para identificar estos problemas de salud e implementar intervenciones apropiadas. La estrecha colaboración entre profesionales de la educación y la salud es fundamental para diagnosticar y tratar los trastornos que dificultan el progreso de los niños en su aprendizaje.

En última instancia, es esencial ir más allá de los simples hechos y tomar medidas concretas para garantizar que cada niño tenga los medios y las oportunidades para desarrollar sus habilidades de lectura y aprendizaje, rompiendo las barreras relacionadas con la salud que los frenan en su desarrollo educativo. Actuando de manera proactiva y colaborativa podemos ofrecer a los niños las mismas posibilidades de éxito en su viaje educativo.

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