Las noticias políticas en la República Democrática del Congo (RDC) están marcadas por una camarilla inventada contra Steve Mbikayi, político congoleño. En Internet circulan vídeos que afirman comprometerlo en hechos ocurridos durante las elecciones.
Sin embargo, estos vídeos carecen gravemente de inteligencia y coherencia. En uno de ellos, un observador electoral fue presuntamente atacado en un colegio electoral, pero las papeletas supuestamente vinculadas a Mbikayi no incluían su fotografía ni su nombre. Es difícil creer que hubiera podido introducirlos en las urnas sin despertar sospechas entre los miembros de la mesa electoral.
Otro vídeo pretende mostrar un vehículo perteneciente a Mbikayi, sin mostrar su matrícula ni a las personas que se encuentran en él. También se habla de colocar papeletas en las urnas para sustituir las de los electores. Según los informes, los hechos tuvieron lugar simultáneamente en el mismo centro de votación, lo que generó dudas sobre su cronograma y veracidad.
Es necesario entrevistar a los agentes de policía presentes, al director del centro, a los miembros de la mesa electoral, así como a los acusadores y al propio imputado, para esclarecer la situación. Además, se debería realizar un análisis de los votos escrutados para verificar la veracidad de estas falsas acusaciones. De ser necesario, se deberá considerar una nueva elección en este centro.
Es evidente que estas acusaciones son fruto de los celos y la consternación de ciertos candidatos que fracasaron en su campaña electoral. Intentan así desacreditar los resultados de candidatos que trabajaron duro y disfrutaron de una legitimidad innegable.
Es importante señalar que los autores de estas acusaciones se encuentran entre los excluidos del Partido Laborista, lo que suscita aún más sospechas sobre sus motivaciones.
Steve Mbikayi sigue confiado y preparado para afrontar estas acusaciones en los tribunales. Es obvio para los observadores informados que estos vídeos sólo pretenden dañar su reputación, mediante mentiras, odio y celos.
Es más necesario que nunca ejercitar el discernimiento y no dejarnos manipular por esquemas maliciosos. Sólo la verdad y la transparencia nos permitirán separar la realidad de la ficción en esta materia.