«La crisis económica que golpea a Sudán del Sur debido al colapso de sus exportaciones de petróleo plantea una grave amenaza a la estabilidad de la nación. De hecho, el país depende en gran medida de los ingresos del petróleo para mantener la unidad de sus políticas de élite y garantizar el funcionamiento adecuado de su gobierno.
Desde la separación de Sudán en 2011, Sudán del Sur ha tenido que depender de su vecino del norte para transportar su petróleo a los mercados internacionales. Sin embargo, una de sus dos principales rutas de transporte, responsable de casi dos tercios de sus exportaciones de petróleo, se averió en febrero pasado y se espera que pasen varios meses más antes de que se restablezca.
Las consecuencias de esta situación son dramáticas para Sudán del Sur. El gobierno corre el riesgo de quedarse sin efectivo, lo que provocaría una caída precipitada del valor de la moneda nacional. La escasez crónica de alimentos podría empeorar, alimentando así un clima de inestabilidad que corre el riesgo de degenerar en enfrentamientos armados en un país ya de por sí frágil.
Al mismo tiempo, cientos de miles de personas han huido de la guerra civil en Sudán para encontrar refugio en Sudán del Sur, un país que ya está luchando por alimentar a su población actual. 7,1 millones de sursudaneses de una población total de 12 millones padecen hambre, mientras que el comercio transfronterizo con Sudán ha cesado por completo.
Las próximas elecciones previstas para diciembre, las primeras desde la independencia, se preparan en un contexto de grandes incertidumbres. Los líderes del país enfrentan una serie de desafíos, desde una economía tambaleante hasta una corrupción endémica, inundaciones catastróficas y enfrentamientos mortales en muchas regiones.
Sin embargo, según el International Crisis Group, es la difícil situación del oleoducto dañado y sus repercusiones financieras inmediatas lo que plantea la mayor amenaza a la paz en Sudán del Sur. Los socios internacionales y regionales deben movilizarse para enviar ayuda de emergencia a Sudán del Sur y redoblar los esfuerzos para poner fin a la guerra en el norte.
En este período crucial, es imperativo que se implementen soluciones concertadas y globales para evitar el colapso económico total y un aumento de la violencia. La comunidad internacional debe actuar rápida y eficazmente para apoyar a Sudán del Sur en esta terrible experiencia, a fin de preservar la paz y la estabilidad en la región».