La danza silenciosa de Gorrety Akinyi: cuando la gracia trasciende las fronteras del sonido

En las bulliciosas calles de Nairobi ha surgido recientemente una escena cautivadora que desafía todas las expectativas y supera los límites de la percepción. Una adolescente sorda llamada Gorrety Akinyi, residente en un barrio pobre de la capital de Kenia, se ha distinguido por su talento y determinación dentro de un programa de ballet comunitario, a pesar de su discapacidad auditiva que la aleja del sonido de la música.

Gorrety, de diecisiete años, es la única alumna sorda de su clase y se ha destacado por dominar las coreografías con una precisión asombrosa, observando atentamente a su profesora y a sus compañeros. Dirigida por Michael Wamaya, fundador del Proyecto Elimu, esta iniciativa ofrece a los niños de Kibera, el barrio marginal más grande de Nairobi, educación artística extraescolar y un espacio de seguridad y creatividad.

Desafiando los prejuicios y las dudas de sus compañeros oyentes, Gorrety se embarcó en su viaje de ballet en 2020, cuando todas las escuelas estaban cerradas temporalmente. A pesar de no poder escuchar la música, perseveró, reproduciendo los movimientos con una gracia e intensidad que sorprendió a quienes la rodeaban. Su capacidad para superar obstáculos y expresar su pasión por la danza demuestra una fuerza interior y una resiliencia notables.

A pesar de las barreras comunicativas, Gorrety transmite su alegría y entusiasmo a través de la danza, creando fuertes vínculos con sus compañeros. También comparte sus conocimientos de la lengua de signos, permitiendo así una hermosa simbiosis entre los aspectos visuales y sonoros del arte del ballet. Su madre, Florencia Awino, conmovida y orgullosa de su hija, da testimonio de su transformación y de su desarrollo gracias a la danza.

El profesor de ballet, Erick Mwangi, enfatiza la importancia de la inclusión y el respeto mutuo dentro de su clase. Se anima a cada niño, cualesquiera que sean sus diferencias, a expresarse, a prosperar y a contribuir al espíritu de equipo. El amor, el compartir y la solidaridad son los pilares de esta programación artística, donde se celebra y valora la diversidad.

A través de la inspiradora historia de Gorrety Akinyi, descubrimos una valiosa lección de vida: los desafíos no deben obstaculizar nuestros sueños, sino impulsarnos a perseguirlos con valentía y determinación. Su viaje atípico y su pasión por la danza son fuente de inspiración para todos aquellos que creen en el poder de la perseverancia y la creatividad. Bailando al ritmo de su corazón y su mente, Gorrety nos recuerda que la belleza del arte trasciende las limitaciones sensoriales y une las almas en un ballet universal de alegría y armonía.

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