Frente a El Niño y La Niña: Fortalecer la resiliencia agrícola para un futuro sostenible

La adaptación al cambio climático se ha convertido en una máxima prioridad para los sectores agrícolas de muchos países del mundo. Ante fenómenos climáticos extremos como El Niño, las iniciativas anticipatorias adoptadas por organizaciones como la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) son esenciales para proteger la seguridad alimentaria y los medios de vida de las poblaciones vulnerables.

En los últimos dos años, la FAO ha implementado acciones preventivas en 23 países para limitar los efectos devastadores de El Niño. Las medidas adoptadas, como la distribución de semillas resistentes a la sequía, la construcción de estructuras hidráulicas y el apoyo financiero a los agricultores vulnerables, ayudaron a proteger a más de 1,6 millones de personas. A pesar de estos loables esfuerzos, está claro que estas acciones tendrán que ampliarse para responder plenamente a la escala de las crisis climáticas.

A medida que el actual episodio de El Niño se disipa, la atención se centra ahora en La Niña, otro fenómeno meteorológico que puede empeorar la inseguridad alimentaria. Se espera que los impactos de La Niña se sientan en algunas regiones durante la segunda mitad de 2024. Es imperativo fortalecer las medidas anticipatorias para abordar estos crecientes desafíos relacionados con el cambio climático.

Dunja Dujanovic, jefa de operaciones de emergencia y rehabilitación de la FAO, subraya la importancia de actuar rápida y concertadamente para proteger a las poblaciones más vulnerables. Las poblaciones que ya están afectadas por la inseguridad alimentaria están particularmente expuestas a las crisis climáticas, lo que hace que las medidas de anticipación sean aún más esenciales.

Invertir en acciones anticipatorias no sólo puede salvar vidas y proteger los medios de vida, sino también generar considerables beneficios a largo plazo. Cada dólar invertido en medidas preventivas puede generar más de siete dólares al evitar pérdidas y crear nuevas oportunidades.

Para concluir, el período actual destaca la necesidad imperativa de fortalecer la resiliencia de las comunidades frente a los desafíos climáticos. Las acciones anticipatorias, respaldadas por la colaboración internacional y una fuerte voluntad política, son esenciales para mitigar los efectos devastadores de los fenómenos meteorológicos extremos y garantizar un futuro más seguro y sostenible para todos.

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