Golpe de Estado frustrado en Kinshasa: una mirada retrospectiva a un día de alta tensión

Fatshimetrie Los resultados de la operación de seguridad llevada a cabo tras el frustrado intento de golpe de Estado en Kinshasa el domingo 19 de mayo sugieren una situación tensa y dramática. Las fuerzas de seguridad anunciaron que cuatro atacantes, incluido su líder Christian Malanga, un congoleño naturalizado estadounidense, perdieron la vida durante este enfrentamiento.

El general Sylvain Ekenge, portavoz de las Fuerzas Armadas de la República Democrática del Congo (FARDC), declaró durante una intervención televisada en RTNC que los atacantes estaban equipados con equipos sofisticados, incluidos drones. Pese a los métodos y medios utilizados por los atacantes, el general aseguró que la situación está bajo control y llamó a la población a retomar sus actividades de manera pacífica.

El incidente comenzó a primera hora de la mañana del domingo 19 de mayo, cuando se escucharon disparos en la comuna de Gombe, auténtico epicentro de las instituciones del país. La residencia de Vital Kamerhe, viceprimer ministro y ministro de Economía, fue atacada por un grupo de hombres armados vestidos con uniforme militar alrededor de las 4:30 de la mañana.

Michel Moto, portavoz de Vital Kamerhe y diputado nacional de su partido, indicó que durante el ataque murieron dos policías encargados de su protección, así como un agresor. A continuación, los atacantes entraron en el Palacio de la Nación, sede de la Presidencia, sembrando preocupación y malestar en la capital congoleña.

Pocas horas después de estos hechos, la Guardia Republicana logró neutralizar al grupo de atacantes, vestidos con uniformes militares decorados con banderas de la antigua República de Zaire. En videos compartidos en las redes sociales, los atacantes expresaron su deseo de “cambiar las cosas en la gestión de la República”.

Desplegando sus tropas en el bulevar Tshatshi y colocando vehículos blindados alrededor del Palacio, la Guardia Republicana logró mantener la situación bajo control, proporcionando así una sensación de seguridad a la población.

Este fallido intento de golpe de Estado en Kinshasa revela las tensiones y los problemas políticos aún presentes en la República Democrática del Congo. Las autoridades parecen haber actuado rápida y eficazmente para contrarrestar esta amenaza y proteger la estabilidad del país. La vigilancia y determinación de las fuerzas de seguridad permitieron prevenir un escenario trágico y evitar una escalada de violencia con consecuencias desastrosas.

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