Escenas de caos y resiliencia en Kinshasa tras el ataque al Palacio de la Nación

Fatshimetrie: escenas de caos en Kinshasa

El reciente ataque al Palacio de la Nación y a la residencia de Vital Kamerhe en Kinshasa, capital de la República Democrática del Congo (RDC), ha trastornado la vida cotidiana de los residentes. A pesar del shock inicial, la vida vuelve a la normalidad: se reanuda el tráfico rodado, se reabren las oficinas y las escuelas funcionan con normalidad. Sin embargo, las secuelas del ataque desencadenaron una serie de investigaciones y medidas de seguridad.

Las imágenes del palacio presidencial del domingo pasado mostraron un espectáculo de caos y violencia, con proyectiles, manchas de sangre y ventanas rotas cubriendo el suelo a la entrada del palacio. El ataque, que se cree fue llevado a cabo por el líder de la oposición exiliado Christian Malanga, se desarrolló de manera espectacular: el propio Malanga publicó un vídeo amenazante en Facebook dirigido al presidente Félix Tshisekedi.

Según un portavoz del ejército congoleño, Malanga fue asesinado a tiros en el palacio presidencial tras resistirse al arresto de los guardias. Sin embargo, la situación fue rápidamente controlada por las fuerzas de defensa y seguridad, que frustraron lo que describieron como un intento de golpe. Los detalles sobre la muerte de Malanga y los acontecimientos que condujeron al ataque siguen sin estar claros, y las autoridades proporcionaron poca información durante una conferencia de prensa el domingo.

El general de brigada Sylvain Ekenge, portavoz del ejército congoleño, reveló que en el incidente murieron un total de seis personas, incluidos tres atacantes y su líder, Christian Malanga. Unas 50 personas fueron detenidas, según Ekenge, quien subrayó que el golpe fallido fue efectivamente neutralizado por las fuerzas de defensa y seguridad congoleñas.

Entre los arrestados se encontraban tres estadounidenses, incluido el hijo de Malanga. Las imágenes que circulaban en las redes sociales mostraban a soldados rodeando a los presuntos culpables, incluidos ciudadanos estadounidenses, sentados en el suelo bajo vigilancia. Además, las imágenes mostraban a varios congoleños no identificados sospechosos de complicidad, capturados por los soldados.

A pesar de la gravedad de la situación, el Viceprimer Ministro Peter Kazadi aseguró al público que no era inminente ningún cierre de la ciudad, una señal del compromiso de mantener la normalidad y permitir a los ciudadanos continuar con sus actividades diarias sin restricciones excesivas. El intento de golpe de Estado en Kinshasa ciertamente sacudió a la población, pero la respuesta de las autoridades estuvo a la altura para garantizar la seguridad y la estabilidad de la capital de la República Democrática del Congo.

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