En la región oriental de la República Democrática del Congo, el persistente conflicto entre las Fuerzas Armadas de la República Democrática del Congo (FARDC) y los rebeldes del M23 continúa sembrando terror entre la población civil, con devastadoras consecuencias humanitarias. Los testimonios de Médicos Sin Fronteras (MSF) revelan el impacto devastador de esta guerra sobre la población civil, con más de 1.500 heridos registrados este año en las provincias de Kivu Norte y Kivu Sur.
Marie Brun, coordinadora de emergencia de Médicos Sin Fronteras en Goma, destacó la magnitud de los daños causados por los enfrentamientos y deploró el alarmante número de víctimas por día. Los bombardeos alcanzaron campos de desplazados, exponiendo a poblaciones ya vulnerables a peligros mortales. A pesar de los esfuerzos realizados por las organizaciones humanitarias para satisfacer las necesidades de los desplazados, los conflictos armados obstaculizan constantemente las actividades de socorro, poniendo en peligro las vidas de los beneficiarios.
La situación sociohumanitaria en la región empeora día a día, con miles de personas obligadas a huir de los enfrentamientos y vivir en condiciones precarias. MSF alerta de la urgente necesidad de proteger a los civiles, respetar el derecho internacional humanitario y garantizar el acceso a la atención médica en un contexto de violencia generalizada. La infraestructura sanitaria y el personal médico y humanitario también están amenazados, lo que compromete aún más la capacidad de las organizaciones para responder a las necesidades humanitarias.
La persistencia de los combates no sólo dificulta el acceso a las zonas afectadas, sino que también complica el suministro de ayuda humanitaria esencial. Las carreteras bloqueadas, las líneas de suministro cortadas y las precarias condiciones de seguridad hacen que sea difícil o imposible distribuir ayuda vital a las poblaciones en dificultades. Los llamamientos a la protección de los civiles son cada vez mayores, abogando por un compromiso firme con la paz y la seguridad de las poblaciones vulnerables.
Ante esta crisis humanitaria sin precedentes, es imperativo que la comunidad internacional intensifique sus esfuerzos para poner fin al sufrimiento de las poblaciones afectadas por el conflicto del M23 en la República Democrática del Congo. La urgencia de la situación requiere una respuesta rápida y concertada para salvar vidas, preservar la dignidad humana y promover la paz en la región.