Las discusiones actuales entre el gobierno y el Congreso Laboral de Nigeria (NLC) revelan un profundo desacuerdo sobre los salarios de los trabajadores. La propuesta del gobierno de un aumento a 62.000 libras fue duramente criticada por Chris Onyeka, secretario general adjunto del NLC. Según él, esta cantidad sólo puede considerarse un «salario de hambre», que refleja una realidad económica desconectada de las necesidades reales de los trabajadores.
Ante esta propuesta inaceptable, el NLC mantiene su exigencia de un salario mínimo de 250.000 libras esterlinas, que considera la cantidad necesaria para que los trabajadores nigerianos puedan cubrir sus necesidades básicas. Esta solicitud es resultado de un análisis en profundidad de los costos de la vida diaria, los gastos en alimentos como arroz, yuca o ñame, y las demandas económicas que deben afrontar los trabajadores.
A pesar del ultimátum de una semana dado al gobierno para que revise su propuesta salarial, el NLC se mantiene firme en sus demandas. Si no se proporciona una respuesta satisfactoria al final de este período, el sindicato se reserva el derecho de reanudar una huelga nacional, previamente suspendida.
Chris Onyeka subraya que esta decisión no es sólo responsabilidad del NLC, sino también de las autoridades gubernamentales y de la Asamblea Nacional. Exige una acción rápida por parte del gobierno para responder a las demandas de los trabajadores, de acuerdo con las realidades económicas del país.
En conclusión, la pelota está en el tejado de las autoridades para encontrar puntos en común y evitar un resurgimiento de la tensión social. Hay mucho en juego para los trabajadores nigerianos, que esperan una solución justa y equitativa a sus demandas salariales.