En este día 18 de junio de 2024, nuestros ojos se dirigen a Franck Diongo Shamba, presidente nacional del Movimiento Progresista Lumumbista (MLP), quien desde Bruselas pinta un panorama alarmante de la situación sociopolítica en la República Democrática del Congo. Mientras el país se prepara para celebrar el 64º aniversario de su independencia, las palabras de Franck Diongo resuenan con sorprendente gravedad.
En un discurso lleno de nostalgia y amargura, Franck Diongo recuerda la esperanza que acompañó a la independencia del país hace 64 años. Una esperanza de prosperidad, paz y dignidad para todos los congoleños. Sin embargo, la realidad es muy diferente hoy. Los indicadores socioeconómicos son desastrosos y marcan un descenso a los infiernos que el presidente nacional del MLP atribuye en gran medida al régimen actual.
Las imágenes de conflictos armados devastadores, particularmente en las regiones de Ituri y Beni-Butembo, donde la vida de los congoleños es cruelmente truncada, oscurecen el panorama. El avance del islamismo en el este del país agrava aún más una situación ya de por sí precaria.
Franck Diongo señala con el dedo a una élite codiciosa y voraz, en marcado contraste con la pobreza en la que está sumida la mayoría de la población congoleña. La cuarta nación más pobre del mundo ya no puede soportar el peso de la injusticia, la ineptitud y la indiferencia de quienes deberían servirla y protegerla.
La angustia, el hambre y la precariedad son la suerte diaria de millones de congoleños, una realidad insoportable que es urgente cambiar. Franck Diongo destaca así la necesidad imperiosa de invertir la tendencia, de devolver la esperanza y la dignidad a un pueblo maltratado y olvidado.
En definitiva, las palabras de Franck Diongo resuenan como un llamado a la conciencia colectiva, a la acción y a la solidaridad para construir un futuro mejor para la República Democrática del Congo y para todos sus habitantes, que merecen mucho más de lo que se les ofrece.