En el mundo actual, la inteligencia artificial (IA) está en el centro de los desafíos del poder global. El reciente nombramiento del primer ministro dedicado a desarrollar una estrategia de IA plantea preguntas cruciales sobre las rivalidades tecnológicas globales.
En abril, Microsoft causó sensación al anunciar una inversión de 1.500 millones de dólares en G42, un grupo de inteligencia artificial con sede en Abu Dhabi, Emiratos Árabes Unidos (EAU), presidido por un influyente miembro de la familia real gobernante. Esta decisión estratégica se produce en un contexto en el que la administración Biden busca limitar la influencia de Beijing en la región para mantener el liderazgo de Estados Unidos sobre China en la carrera de la IA.
La asociación entre Microsoft y G42 sitúa a esta empresa firmemente bajo la influencia de Estados Unidos. Esta alianza demuestra el deseo de cooperación entre los EAU y los EE. UU. para promover el desarrollo tecnológico, como destacó el ministro de IA de los EAU, Omar Al Olama, en una reciente entrevista en vídeo con CNN. Evoca una visión compartida entre los dos países para promover el avance de las tecnologías y prevé una cooperación reforzada en el futuro.
G42, un holding de siete empresas que operan en diversos sectores como centros de datos, energía, atención sanitaria, vigilancia y biotecnología, está controlado por Tahnoun bin Zayed Al Nahyan, también asesor de seguridad nacional de los Emiratos Árabes Unidos. Esta asociación estratégica es parte del deseo de los EAU de diversificar su economía y convertirse en un líder mundial en el campo de la IA para 2031.
El objetivo de los EAU es claro: convertirse en un actor importante en la IA a escala internacional. El país ha definido una estrategia nacional destinada a implementar la IA en sectores prioritarios como la energía y la logística, desarrollar un ecosistema propicio para la innovación y atraer talentos de todo el mundo. Al centrarse en formar a funcionarios públicos en IA y ofrecer programas de aprendizaje a los ciudadanos, los EAU afirman su ambición de convertirse en un centro mundial de IA.
Sin embargo, esta estrategia no está exenta de desafíos. En ocasiones, los Emiratos Árabes Unidos han tenido que tomar decisiones difíciles para preservar sus relaciones con Estados Unidos, particularmente frente a sus relaciones con actores como China. La presión política estadounidense sobre los vínculos del G42 con las empresas chinas y las demandas de Microsoft de poner fin a las colaboraciones con proveedores chinos en favor de las empresas estadounidenses son ejemplos concretos.
En este complejo contexto geopolítico, Estados Unidos concede especial importancia a su liderazgo en IA, considerada una cuestión crucial para su futura economía y seguridad nacional. Medidas como reforzar los controles a las exportaciones de tecnologías de IA y semiconductores pretenden frenar el avance de China en el sector.
Así, la alianza entre Microsoft y el G42 refleja las cuestiones geopolíticas y tecnológicas de nuestro tiempo, destacando las rivalidades y alianzas que están surgiendo en la carrera por la IA. Las decisiones tomadas por actores clave, como Estados Unidos y los Emiratos Árabes Unidos, están dando forma al futuro de la IA y planteando cuestiones críticas sobre la soberanía tecnológica, la cooperación internacional y la dinámica del poder global.
En esta frenética búsqueda por dominar el sector de la inteligencia artificial, las decisiones que tomen los actores clave tendrán un gran impacto en el futuro de esta tecnología y en la dinámica de poder a escala global. Alianzas estratégicas, rivalidades económicas y cuestiones de seguridad nacional se entrelazan en un juego complejo donde cada movimiento cuenta y donde la IA demuestra ser mucho más que una simple tecnología, sino una auténtica cuestión geoestratégica del siglo XXI.