En estos tiempos turbulentos y atormentados, las noticias internacionales siguen recordándonos la importancia crucial de la seguridad y la paz en el mundo. Recientemente, las calles de Puerto Príncipe fueron escenario de una escena insólita: agentes de policía kenianos patrullaban, armados con chalecos antibalas y rifles automáticos, en la capital haitiana.
Esta unidad de policía extranjera respaldada por la ONU fue desplegada en Haití en respuesta a una solicitud de ayuda para combatir la creciente violencia de las pandillas. Es alarmante constatar que casi el 80% de la capital se encuentra bajo el control de estos grupos criminales, provocando el desplazamiento de más de 580.000 personas en los últimos meses.
Los agentes, apostados cerca del aeropuerto internacional, llamaron la atención de los transeúntes sin entrar en enfrentamiento con las bandas. El primer ministro haitiano, Garry Conille, expresó su agradecimiento a la Misión Multinacional de Apoyo a la Seguridad, subrayando la urgente necesidad de poner fin a la violencia perpetrada por estos grupos armados.
La situación en Haití es crítica, con 12.000 individuos armados reteniendo como rehenes a una población de 12 millones, dijo Conille. El despliegue de esta primera oleada de agentes de policía junto con las fuerzas del orden haitianas debería ayudar a poner fin a la barbarie de los grupos criminales, añadió.
Cientos de policías kenianos llegaron a Haití el pasado 25 de junio para participar en esta misión de apoyo a la seguridad, con el objetivo de combatir a las bandas criminales armadas y restablecer la paz en el país. Pronto serán reforzados por policías y militares de las Bahamas, Bangladesh, Barbados, Benin, Chad y Jamaica, con lo que el número total de efectivos ascenderá a 2.500.
María Isabel Salvador, jefa de la Oficina Integrada de las Naciones Unidas en Haití, subrayó el importante alcance de este despliegue, de conformidad con la Resolución 2699 del Consejo de Seguridad, ofreciendo así un rayo de esperanza para el pueblo haitiano. Los desafíos que enfrenta Haití son inmensos, pero con una cooperación internacional efectiva y una acción concertada, es posible superar estas dificultades y construir un futuro más estable y seguro para todos.
Es imperativo seguir vigilando de cerca los acontecimientos en Haití y apoyar los esfuerzos para restablecer la paz y la seguridad en ese país. El compromiso colectivo de la comunidad internacional es esencial para enfrentar los desafíos que tenemos por delante, y cada uno de nosotros, como ciudadanos globales, tenemos un papel que desempeñar en la construcción de un futuro más seguro y justo para todos.