La situación humanitaria en las provincias de Kivu del Norte, Ituri y Kwilu es alarmante y requiere una intervención urgente de las autoridades competentes. El diputado Gratien de Saint-Nicolas Iracan llamó recientemente la atención de la Primera Ministra Judith Suminwa sobre la gravedad de la crisis humanitaria que azota a estas regiones. Sus comentarios subrayan la magnitud del sufrimiento que padecen las poblaciones locales, abandonadas y abandonadas por un gobierno cuya inacción es deplorable.
Las cifras aportadas por el diputado son sencillamente asombrosas. Casi 4 millones de desplazados en Kivu del Norte viven en condiciones deplorables, sin acceso a una asistencia digna de ese nombre. Los desplazados de Ituri, que suman casi 2 millones, llevan siete largos años sumidos en la pobreza, sin perspectivas de mejorar su situación. En la provincia de Kwilu, 368 personas afectadas por las inundaciones en Dima Lumbu luchan cada día por alimentarse y tener acceso a agua potable.
La angustia de estas poblaciones es insoportable y la falta de reacción del gobierno es incomprensible. Los enfrentamientos violentos y los desplazamientos masivos de población son habituales, lo que crea una emergencia humanitaria flagrante.
El diputado Gratien de Saint-Nicolas hace sonar la alarma y pide la responsabilidad del gobierno para salvar vidas. Es imperativo que las autoridades actúen sin demora para brindar asistencia adecuada a las poblaciones afectadas, garantizándoles acceso a ayuda humanitaria, alimentos, agua potable y condiciones de vida digna.
Es hora de que se tomen medidas concretas para ayudar a estos miles de personas en peligro. La Primera Ministra Judith Suminwa debe hacer balance de la urgencia de la situación y movilizar los recursos necesarios para responder a las necesidades apremiantes de las poblaciones de Kivu del Norte, Ituri y Kwilu.
Es esencial que se demuestre solidaridad nacional e internacional frente a esta importante crisis humanitaria. Cada día que pasa sin que se actúe se corre el riesgo de provocar más sufrimiento y pérdida de vidas. Es hora de actuar, de manera concertada y eficaz, para salvar vidas y preservar la dignidad de estas poblaciones vulnerables.