**Fatshimetrie: una representación incompleta de las personas con discapacidad en los órganos políticos congoleños**
La cuestión de la representación de las personas con discapacidad (PSH) en las esferas políticas de la República Democrática del Congo (RDC) suscita serias preocupaciones. En el centro de este debate, Valentin Tshitenge Badjibu, secretario general de la federación congoleña de asociaciones de personas con discapacidad (Fecopha), señala una flagrante infrarrepresentación que limita el desarrollo y la participación activa de este componente esencial de la sociedad congoleña.
Teniendo en cuenta las cifras presentadas por el Sr. Tshitenge, la brecha entre la realidad de la población con discapacidad y su presencia efectiva en los órganos de toma de decisiones es evidente. Con sólo dos personas con discapacidad entre los 500 diputados de la cámara baja del Parlamento, una persona entre los más de 50 miembros del gobierno nacional, sólo una representación en la Asamblea Provincial de Kinshasa entre los 26 miembros y ninguna presencia entre los 24 gobernadores y sus diputados, es innegable que la voz de las personas con discapacidad sigue en gran medida sin ser escuchada en los debates políticos y en la toma de decisiones cruciales para el país.
Más allá de estas cifras, debido a esta subrepresentación se deja de lado toda una gama de conocimientos y diversidad de habilidades. Las personas con discapacidad tienen formación, cualificaciones y conocimientos profundos en diferentes áreas que podrían contribuir en gran medida al desarrollo de la República Democrática del Congo. A menudo se pasan por alto las perspectivas únicas que podrían aportar, aunque podrían enriquecer el debate político e impulsar políticas más inclusivas y globales.
La cuestión que inevitablemente surge es la de la igualdad de oportunidades y el acceso al poder para todos los componentes de la sociedad congoleña. Al depender únicamente de la representación de personas sanas, las autoridades políticas están perdiendo un inmenso potencial y una fuerza viva que podría enriquecer y diversificar los debates políticos del país.
Es hora de cuestionar estas barreras invisibles que restringen el acceso de las personas con discapacidad a puestos de toma de decisiones. La diversidad de voces es un activo para cualquier nación, y la República Democrática del Congo no puede prosperar plenamente hasta que esta diversidad esté plenamente representada en sus órganos políticos. Ya es hora de que se adopten medidas concretas e inclusivas para garantizar una representación justa y equitativa, permitiendo así que todas las personas, independientemente de su discapacidad, participen plenamente en la construcción de un futuro común y próspero para la República Democrática del Congo.