La situación humanitaria en el territorio de Djugu, en Ituri, es más preocupante que nunca. Las recientes atrocidades cometidas por grupos armados han provocado el desplazamiento de miles de personas a la localidad de Mongwalu, donde ahora viven en condiciones infrahumanas. Estas personas desplazadas, que huyen de la violencia y el terror, se encuentran sin refugio, sin comida, sin medicinas, desprovistas de todo.
Las ciudades de Mungwalu, como Bianda y Lodjo Galayi, fueron escenario de ataques mortales que causaron numerosas víctimas civiles. Casas quemadas, propiedades saqueadas, el terror se ha apoderado de estas comunidades que alguna vez fueron pacíficas. Los residentes de localidades como Abombi, Pluto y Beba también se vieron obligados a huir, dejando atrás sus hogares destruidos por la violencia de las milicias.
Los desplazados están acudiendo en masa a los grupos de Mabilindeyi, Chibichibi y el centro de Mungwalu, en busca desesperada de refugio. Algunos pasan la noche en hangares, otros en aulas requisadas para la ocasión. La precariedad es extrema y la situación sigue empeorando.
Ante este desastre humanitario, la sociedad civil local está pidiendo ayuda de emergencia a las autoridades provinciales y a las organizaciones humanitarias. Los desplazados exigen la rápida implementación del programa P-DDRCS (Programa de Desarme, Desmovilización, Reintegración, Reintegración y Repatriación de Combatientes) para poner fin a la espiral de violencia que arrasa desde hace siete largos años en la región.
Es urgente tomar medidas concretas para rescatar a estas poblaciones en peligro, ofrecerles asistencia y protección y promover el retorno a una paz duradera. Ahora es el momento de solidaridad y acción rápida para evitar una gran catástrofe humanitaria y salvar vidas inocentes atrapadas en conflictos mortales.