En el corazón de la estructura gubernamental hay una relación compleja e inseparable entre los gobiernos locales y estatales, poderosamente ilustrada por una analogía entre una madre y su hijo. Esta metáfora, evocada con pasión por el ex gobernador Fayose durante su intervención en el programa emblemático de Fatshimetrie «La política dominical», revela la importancia vital de esta conectividad para el buen funcionamiento de todo el sistema político.
El impacto de esta comparación radica en su capacidad para resaltar la dependencia mutua que vincula a los gobiernos locales con los gobiernos estatales. Así como un niño necesita a su madre para desarrollarse y prosperar, los gobiernos locales encuentran su apoyo y su esencia misma en la supervisión estatal. Esta relación madre-hijo entre las dos entidades gubernamentales resalta la necesidad de una cooperación armoniosa y equilibrada para garantizar el bienestar y la prosperidad de la nación en su conjunto.
La evocación de esta profunda analogía por parte de Fayose se produce en un contexto marcado por una decisión histórica de la Corte Suprema sobre la independencia financiera de los gobiernos locales. Al ordenar que la asignación mensual del 20,60 % se abone directamente en las cuentas de los 774 ayuntamientos, evitando así las cuentas gestionadas por los gobernadores, el Tribunal Supremo afirma con fuerza la autonomía de las autoridades locales y restringe el poder de los gobernadores para disolver los ayuntamientos democráticamente elegidos. concejos.
Sin embargo, aunque esta decisión marca un paso significativo hacia una mayor autonomía para los gobiernos locales, la cuestión de su implementación práctica sigue siendo esencial. Fayose subraya con razón que la realización de los beneficios de esta decisión dependerá de su aplicación sobre el terreno, más allá del simple aspecto teórico.
En conclusión, la elocuente analogía entre la relación madre-hijo y la conexión entre los gobiernos locales y estatales resalta la importancia crítica de una colaboración constructiva y mutuamente beneficiosa entre estos dos niveles de gobierno. También destaca la necesidad de garantizar una distribución equitativa de recursos y responsabilidades para asegurar la estabilidad y el desarrollo de nuestro sistema político.