Fatshimetrie: La polémica decisión de alargar la vida útil de la central nuclear de Koeberg en Sudáfrica
En Sudáfrica, la cuestión de la energía sigue siendo el centro de las preocupaciones, en particular debido a los frecuentes cortes de energía que afectan al país. Recientemente, la empresa estatal Eskom generó polémica al autorizar la prórroga del funcionamiento de la central nuclear de Koeberg por otras dos décadas. Esta decisión se tomó a pesar de los temores sobre la seguridad de la envejecida infraestructura nuclear.
Situada cerca de la ciudad de Ciudad del Cabo, la central eléctrica de Koeberg es la única en el país e incluso en el continente africano. Después de cuarenta años de funcionamiento, el primer reactor podrá seguir produciendo electricidad durante otros veinte años. Sin embargo, la decisión sobre el segundo reactor sigue pendiente.
La empresa Eskom justifica esta ampliación destacando las crecientes necesidades energéticas del país. En efecto, a pesar de que la energía nuclear sólo representa el 4% de la producción total de electricidad en Sudáfrica, los casi 2.000 MW de capacidad del reactor número 1 permitirán reducir la dependencia de las centrales eléctricas alimentadas con carbón, que están sujetas a frecuentes averías.
El anuncio provocó reacciones encontradas entre los activistas medioambientales de Sudáfrica. De hecho, hace dos años, la Agencia Internacional de Energía Atómica identificó varias medidas que debían tomarse para garantizar el funcionamiento seguro de la planta a largo plazo.
Por lo tanto, la ampliación de la vida útil de la central de Koeberg plantea importantes cuestiones relativas a la seguridad energética del país y al impacto medioambiental de esta decisión. Es esencial que se adopten medidas estrictas para garantizar la seguridad de las instalaciones y la protección del medio ambiente, al tiempo que se satisfacen las crecientes necesidades de electricidad de Sudáfrica.
En conclusión, la decisión de ampliar el funcionamiento de la central nuclear de Koeberg en Sudáfrica es necesaria para satisfacer las necesidades energéticas del país, pero también plantea desafíos medioambientales y de seguridad. Lograr un equilibrio entre estos diferentes aspectos es crucial para garantizar un suministro energético confiable y sostenible para el futuro de Sudáfrica.