El tribunal emitió su veredicto tras conocer el caso contra los dos hombres acusados de asesinar a los gemelos de siete años. Paula Akpoguma, subdirectora del Ministerio de Justicia, dirigió la acusación presentando cinco testigos para fundamentar el caso. Un sexto testigo, Iweka Ajie, de 15 años y hermano menor de uno de los acusados, había accedido inicialmente a testificar por videoconferencia, pero finalmente se negó por miedo.
El Tribunal determinó que el testimonio de los cinco testigos demostraba suficientemente, más allá de toda duda razonable, la culpabilidad de los acusados. Según la fiscalía, el 5 de marzo de 2020, la familia de Olise Agwunobi de la comunidad de Oko-Ogbele experimentó una tragedia cuando el acusado atrajo a sus gemelos de siete años a un bosque. Allí, los niños fueron mutilados y sus partes del cuerpo fueron llevadas a un curandero tradicional en Aguleri, estado de Anambra.
«Uno de los acusados había intentado anteriormente sacar a los niños de su escuela, pero la maestra, la señora Emelda Ogugua Ezekwude, se negó», dijo Akpoguma. El juez Onome Marshal-Umukoro, a su juicio, concluyó que la fiscalía había cumplido con la carga de la prueba. Señaló que la condena del primer acusado indicaba que introdujo la idea de los rituales humanos al segundo acusado proporcionándole el número de teléfono de Chukwudi Edemuzor, que aparentemente estaba buscando gemelos con fines rituales.
El Tribunal consideró admisible el testimonio del policía a cargo de la investigación y no testimonio de oídas. Así se hizo justicia en este desgarrador caso, y la comunidad pudo encontrar los inicios de respuestas a este crimen atroz que trastornó tantas vidas.
Es importante enfatizar la importancia de la justicia y la verdad para garantizar la paz y la seguridad en nuestras sociedades. Los responsables de tales actos deben rendir cuentas por sus crímenes y se debe hacer justicia para que las víctimas y sus familias puedan comenzar a sanar y encontrar la paz. Estas tragedias ponen de relieve la importancia de luchar juntos para garantizar que actos tan atroces no vuelvan a ocurrir. La comunidad debe permanecer vigilante y unida para proteger a los más vulnerables y garantizar un futuro libre de miedo y violencia.