Desde hace varias semanas, la cuestión del servicio militar para los ultraortodoxos en Israel sigue dividiendo al país y provocando tensiones en la sociedad. El partido ultraortodoxo Shas lanzó recientemente un llamado a reclutamiento en el ejército israelí, pidiendo a los posibles reclutas que no respondieran al llamado, exacerbando así las divisiones políticas en torno a este controvertido tema.
Tradicionalmente exentos del servicio militar para dedicar su tiempo al estudio de la Torá, ultraortodoxos o haredíes, los judíos se encuentran hoy en el centro de un debate destacado por una decisión del Tribunal Supremo el pasado mes de junio. El fallo dictaminó que el gobierno israelí debe reclutar a jóvenes ultraortodoxos en edad militar para el ejército, poniendo fin a una exención de facto vigente desde la fundación del país hace 76 años.
Esta medida provocó fuertes protestas dentro de las comunidades ultraortodoxas. El partido Shas calificó de escandalosa la convocatoria al servicio militar, afirmando que los principales rabinos habían ordenado no responder a ella, ya que aún no se ha adoptado ninguna nueva ley que defina el estatus de los estudiantes de la ieshivá.
La tensión alcanzó su punto máximo con el anuncio del ejército israelí de que la primera convocatoria se distribuirá el domingo a los designados en el sector ultraortodoxo para evaluaciones previas al reclutamiento para el próximo año. La medida provocó más protestas y el martes se detuvo a nueve personas por bloquear una carretera.
Altos oficiales del ejército israelí también fueron atacados por manifestantes ultraortodoxos en Bnei Brak después de una reunión con un rabino que trabajaba para establecer la división ultraortodoxa del ejército. Estos ataques demuestran la profunda polarización en torno a esta cuestión, que pone de relieve las complejas cuestiones políticas y sociales del servicio militar obligatorio en Israel.
El primer ministro Benjamín Netanyahu, cuya coalición de gobierno se basa en los dos partidos ultraortodoxos, está intentando aprobar una legislación en la Knesset que garantice una exención del servicio a los hombres haredíes. Esta situación plantea grandes desafíos para el gobierno israelí, ante la necesidad de encontrar un equilibrio entre las necesidades de seguridad nacional y las sensibilidades de los diferentes componentes de la sociedad.
En conclusión, el debate sobre el servicio militar para los ultraortodoxos en Israel está lejos de estar resuelto y continúa generando reacciones apasionadas de ambas partes. La evolución de esta situación tendrá sin duda un impacto significativo en la cohesión social y política del país en los próximos meses.