La ciudad de Matadi, capital de la provincia de Kongo-Central, es escenario de festividades estivales que suscitan tanto entusiasmo como polémica. De hecho, las ferias tradicionales que marcan las vacaciones de los residentes quedan ahora eclipsadas por una atmósfera más propicia al libertinaje y a la superficialidad. En lugar de ser espacios de sana relajación y recreación, estas reuniones festivas han tomado un cariz decadente, donde reina la música a todo volumen y el consumo excesivo de alcohol y comida.
Los actores culturales locales, como Jean Vital Diwampovesa, expresan su profunda preocupación por esta preocupante evolución. Según ellos, las ferias actuales carecen de contenidos educativos y estructurales para apoyar a los jóvenes y ofrecer actividades enriquecedoras. La feria Makuku Matatu, organizada en el espacio Chaudron de Matadi, es un ejemplo convincente. Las gradas se limitan a ofrecer comida y bebida, mientras que el entretenimiento se limita a actuaciones musicales sin valor educativo real.
Las críticas formuladas por estos atentos observadores ponen de relieve la necesidad urgente de repensar el concepto de ferias y darles un carácter más educativo e inclusivo. Es lamentable constatar que en Matadi las opciones de entretenimiento para los jóvenes se reducen a estas ruidosas festividades, sin ofrecer verdaderas alternativas culturales o artísticas.
Sería prudente, desde una perspectiva de desarrollo sostenible y bienestar social, considerar reformas profundas para restaurar el significado y la diversidad de las actividades de verano en Matadi. Iniciar proyectos educativos, artísticos y deportivos en el marco de las ferias podría constituir un primer paso hacia una oferta de ocio más equilibrada y enriquecedora para toda la comunidad.
En definitiva, es hora de reinventar las ferias de Matadi para que recuperen su vocación primaria de lugares de intercambio, de descubrimiento y de convivencia, ofreciendo a todos la oportunidad de prosperar y divertirse de forma plena y constructiva.